ES LA ESTRATEGIA… El nuevo líder de la oposición en México

Por Rodrigo López San Martín

El contundente triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018 dejó inmediatamente un enorme lugar vacío en el escenario político nacional: el suyo, el del líder de la oposición.

A lo largo de los primeros meses del nuevo gobierno, empresarios y organizaciones de la sociedad civil tomaron este papel. Pero siempre fue de manera esporádica y hasta temática.

Dentro de los partidos políticos, si bien el PAN, principalmente en el Senado, se percibe como el gran opositor a Morena, no se distingue un liderazgo personal suficientemente conocido, aglutinante, ni emocionante como para erigirse como el gran líder de la oposición más allá del círculo rojo.

Por eso, el banderazo de salida de la Guardia Nacional podría terminar siendo un momento trascendental en la narrativa de la Cuarta Transformación por más de una razón.

Evidentemente, lo será porque es la gran apuesta del Gobierno para enfrentar la inseguridad, que para muchos es el principal problema que aqueja a nuestro país.

Pero podría terminar siéndolo, también, porque el pésimo manejo de crisis frente a la protesta interna en la Policía Federal, regresó a los primeros planos a uno de los poquísimos personajes con liderazgo propio, que justamente llegó al punto más alto en su carrera articulando el “anti-lopezobradorismo”: el expresidente Felipe Calderón.

Porque si bien el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, siguió al pie de la letra el guion de la 4T al rechazar la crítica deslegitimando a los críticos, erró al responsabilizar de estar detrás de las protestas a un personaje como Calderón, que claramente puede aglutinar a los críticos del Presidente y quizá el único que puede presumir haberlo hecho ya de manera exitosa.

Esto significó oxígeno puro para Calderón y su organización, México Libre, que parecía lejos de su objetivo de convertirse en partido político. En las últimas semanas, el trabajo de promoción y la organización de asambleas distritales de esa organización, requisito para alcanzar el registro, son ya parte de la cobertura mediática nacional.

También entre distintos círculos de poder opositores a AMLO ven en el expresidente, naturalmente, a un personaje con la estatura necesaria para enfrentarse a López Obrador. Calderón lo entendió y no tardó en deslizar la posibilidad de competir por un espacio en la Cámara de Diputados en 2021.

Para 2021, si bien México Libre estará muy lejos de la fortaleza y competitividad electoral de los grandes partidos de oposición, ya no se antoja imposible verlo en la boleta y, por lo tanto, a Felipe Calderón ocupando uno de los primeros espacios en su lista de candidatos plurinominales.

Habrá quienes vean en esto la intención de López Obrador y Morena de diluir a su oposición. Pero podría ser una apuesta demasiado arriesgada.

De llegar a la Cámara, Calderón sería una voz difícil de ignorar. Y mientras México vive niveles de polarización no vistos, al menos, desde el proceso electoral de 2006, y frente a un probable escenario igualmente dividido en 2024, no es imposible pensar en un reencuentro entre el calderonismo y su antiguo partido, el que más podría competir con Morena, el PAN.

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