INFORME ROJO – AMLO: provocando al Ejército

Mussio Cárdenas Arellano

Moralmente apabullado, herido por el Culiacanazo y la violencia brutal, Andrés Manuel confecciona una hipótesis demencial, la del golpe de estado, el asalto de los conservadores, los “halcones” tras el poder, la revuelta y la defensa popular. Y que lo paran los generales.

Acto nuevo en el circo presidencial. Ubicuo, como es, hace suyas las tres pistas. Alza la voz en las “benditas” redes sociales y fija en la mira a un general, Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, en retiro, el que expresó y precisó “lealtad, sí, para con el pueblo de México” y aludió al gobierno de López Obrador, advirtiendo que la sociedad “está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria”, se basa en corrientes “pretendidamente de izquierda que acumularon durante años un gran resentimiento”.

Aquel 22 de octubre, Gaytán tenía frente a sí a la cúpula del poder militar, Ejército y Fuerza Aérea, activos y en retiro. Y reflejaba el malestar por los yerros, la falta de conducción del país.

Soltó entonces una frase demoledora: “Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”.

Luego diría:

“Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.

“Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa.

“Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, sí!, para con el pueblo de México”.

Habló de mantener cohesionado al país:

“¿Quién aquí cree que ello es fácil?

“¿Quién aquí duda de que se está realizando, desde el Ejército y la Fuerza Aérea, el mejor esfuerzo?

“¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de ‘halcones’ que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?”.

Hay irritación en el Ejército y peor aún tras la derrota en Culiacán, el operativo de captura de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, y su liberación cuando grupos de sicarios desataron una embestida violenta, arrasaron con los puntos clave de los dos perímetros de soldados que servirían de escudo para la extracción del narco, su presentación ante el juez y la extradición a Estados Unidos. 

Hay irritación porque el Ejército capturó al narcojunior y Andrés Manuel lo liberó.

La irritación se agudiza por el circo mañanero de Andrés Manuel. Ahí se rebela a detalle el operativo en Culiacán —información de seguridad nacional que debió reservarse—, y las culpas, y las responsabilidades, y el reconocimiento del fracaso, y la imagen de un Ejército vapuleado, sus efectivos barridos en la batalla, elementos tomados como rehenes, y el amago de ejecutar a sus familiares, mientras el sermón pejista de las vidas inocentes salvadas se repite hasta la saciedad.

Gaytán Ochoa habló el 22 de octubre frente a la élite del Ejército pero la información se hizo pública el 29 de ese mes cuando el periódico La Jornada la dio a conocer. Detonó ahí la peor crisis que haya enfrentado López Obrador. Gaytán abrió el juego y colocó las cartas. Evidenció una inconformidad en el Ejército que se incuba desde los tiempos en que Andrés Manuel le imputaba violaciones a los derechos humanos, ejecuciones sumarias, responsabilidad en el caso Ayotzinapa, y luego en su deseo de desaparecer a las fuerzas armadas.

Al reclamo del alto mando militar, AMLO da una respuesta suicida: son golpistas.

“Los conservadores pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero”, dijo en Twitter el presidente, porque no tuvo el apoyo social o las condiciones de su tiempo y de su momento político le impidieron contar con tener una base social. Pero “ahora es distinto… la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre y consciente, justa y amante de la legalidad y la paz, que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país”.

Nadie había planteado un golpe de estado y Andrés Manuel por ahí se fue. Acre, rasposo, diría en sus benditas redes sociales:

“Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren”.

Su comparación es infame. ¿Los altos mandos del Ejército son los Huertas, los Francos, los Hitler, los Pinochet? Qué afrenta.

AMLO evoca la tragedia de Madero, la ingenuidad que lo llevó al caos, presa del Ejército infiel.

Ahora no, dice el presidente. Ahora hay apoyo popular, y la yihad pejista se mueve en torno a él.

O sea, frente a la eventualidad de un golpe de estado, Andrés Manuel congregaría a las masas que lo ensalzan, los 30 millones —menos los que varios millones que ya volvieron a la realidad— que defenderían ¿de quién? ¿del Ejército? al presidente López Obrador.

La barbaridad es mayúscula. Los escenarios de Andrés Manuel son tragedia griega. En las plazas, en las calles, las hordas pejistas enfrentando a supuestos segmentos del Ejército Mexicano sublevados. Y el Ejército, en consecuencia, bañando de sangre a México.

Tras describirlos como golpistas, llegó otro obús, el del general retirado Sergio Aponte Polito, enumerando los saldos del Culiacanazo: “Causó más agravio y enojo por los muertos y heridos que resultaron de este enfrentamiento. Un militar fue masacrado y otro perdió una pierna por un disparo de fusil Barrett calibre .50”. Entre el Ejército, dice Aponte Polito, hay molestia y decepción.

Meses antes, fue el general Aponte quien alzó la voz ante la intención de López Obrador de desaparecer el Colegio Militar. En 2018 preconizó que la Guardia Nacional sería un desastre y el fin de las fuerzas armadas “porque significaría atomizarlas y reducirlas a una mínima expresión”. Pero nunca aludió a un golpe de estado.

Otros generales se alteran. Desdeñan el operativo golpista. Uno de ellos, cuyo video corre en redes sociales sin citar su nombre, expresa que una asonada la dan las fuerzas armadas y que este no es el caso. Recrimina los niveles de violencia, el crimen, el secuestro y el gobierno no es eficaz. “No hacen nada”. Y amaga con que el Ejército irá en defensa del pueblo cuando el presidente determine el estado de excepción.

La respuesta del presidente es aberrante y la reacción de su broza tuitera es demencial. A Gaytán lo ligan con el narco, tomando como fuente a Wikileaks, y al Ejército lo denuestan en las “benditas redes sociales”. ¿Así se apaga el fuego, atizando la porra contra el alto mando militar? 

Andrés Manuel se dibujó en un escenario inédito, inventó un golpe de estado de ciernes y los generales lo atajaron. Zanjó el diferendo con una estampa de su nivel. Con el rabo entre las patas, expresó que en México no hay condiciones para una asonada. “No hay nada que temer”.

Sus taras políticas siguen ahí: Culiacanazo, cero crecimiento económico, la Ley Bonilla que es un golpe al proceso democrático, el bozal a la prensa, el baño de sangre, los más de 38 mil muertos en 11 meses de gobierno, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esa es su realidad y ni el mejor de los teatros golpistas le sirven de distractor.

Mente nublada, la de Andrés Manuel se extravía. Ve a Juárez y a Madero en sueños y los invoca al amanecer. Alucina a los conservadores y ahora le endilga al poder militar un golpe de estado que sólo bulle en su cavidad craneal.

Así hasta que los generales lo hicieron recular.

Archivo muerto

Contaminado por Edel Álvarez, el Poder Judicial es un caos. Reina el vacío legal y reinan las favoritas del monarca. Una, Esmeralda Ixtla Domínguez, su brazo ejecutor; la otra, Patricia Montelongo Guerrero, magistrada de fallos torpes que no resisten la justicia federal. Un oficio remitido al magistrado Edel Álvarez Peña exhibe que el presidente del Tribunal Superior de Justicia en Veracruz o no sabe lo que firma o lo sabe y gusta de violar la ley. De forma extemporánea Edel y Esmeralda, secretaria de Acuerdos del Consejo de la Judicatura, expidieron un nombramiento y luego pretendieron validarlo con una toma de protesta improcedente por dos razones: la designada, Karla María Gutiérrez Castillo, no aplicó al cargo ni se le vio trabajar como oficial administrativo en la Cuarta Sala del Poder Judicial y tampoco contaba con el perfil ya que es contadora pública y no abogada. Se le confirieron dos nombramientos, uno del 23 de junio al 22 de julio y otro del 23 de julio al 30 de septiembre para cubrir la ausencia de otra empleada. Cuando la secretaria de Acuerdos de la Cuarta Sala fue conminada a elaborar el oficio de toma de protesta, el 12 de agosto, se negó. Acudió con la magistrada Patricia Montelongo y expuso que el primer nombramiento ya había caducado y la empleada no laboró. Lo que escuchó fue la voz de Patricia Montelongo en alta (nera) y la orden de suscribir el documento y proceder. Volvió a negarse. Lo comunicó a Edel Álvarez y a Esmeralda Ixtla, dejando constancia de la violación a la norma. Invocó el contenido de un oficio suscrito por Esmeralda Ixtla y dirigido al sindicato de empleados del Poder Judicial en que señala la razón por la que Karla María Gutiérrez no podía aplicar al cargo de oficial administrativo: “no reúne el perfil señalada para dicha encomienda”. Un pincelazo del caos que prevalece en los dominios de Edel Álvarez y los desplantes de la magistrada Montelongo, sus ínfulas, su prepotencia. Y en el tribunal unos y otros se preguntan qué enredos se trae la magistrada con el presidente? Una fuente sostiene que hay un juicio quemante para Edel Álvarez, que Montelongo debe resolver a la mayor brevedad. Un juicio con el Edel pasaría de de impartidor de justicia a cómplice de una transgresión de la ley… Ya sin poder, Fernando Yunes ve llegar el zarpazo de Andrés Manuel. Del ejercicio 2018, la Auditoría Superior de la Federación determinó inconsistencias en el uso de los recursos federales asignados al puerto de Veracruz por casi 20 millones de pesos por obras que no están funcionamiento o por haberse aplicado en rubros que no corresponden, por ejemplo, al combate a la pobreza. La ASF auditó el cien por ciento del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal y de las Demarcaciones Territoriales del Distrito Federal (FISMDF), unos 130 millones de pesos. Halló irregularidades en el 15 por ciento, o sea 22 millones 861 mil pesos. De ellos, 19 millones 677 mil pesos podrían constituirse en daño a la Hacienda Pública Federal. Se trata de ocho obras de drenaje sanitario, agua potable, rehabilitación de tanque elevado de agua, rehabilitación del COBAEV 62 y de la escuela industria Adolfo López Mateos, construcción de una primaria, una secundaria y una telesecundaria, así como obras de electrificación en coordinación con la Comisión Federal de Electricidad. Determinó la ASF que en los accesos a las congregaciones Santa Fe y Villarín no se cumple con beneficiar a núcleos poblaciones en condiciones de pobreza extrema. Hay obras de mala calidad sin que se hubieran aplicado los procedimientos para sancionar al contratista. Un calambre para el alcalde de Veracruz y un golpe al yunismo azul. De no solventar las observaciones, Fernando Yunes enfrentará un proceso legal. Golpe letal de la 4T de Andrés Manuel López Obrador a clan panista que lo confrontó en las elecciones de 2018 y que Morena ganó. Hoy, diría el versículo bíblico, es el tiempo de rechinar dientes… Desgastado, el Sutitesco de Ricardo Orozco comienza a partirse, a mostrar fracturas, a generar reclamo. Hartos del abuso, de los excesos de la pandilla que lo dirige, de la opacidad y las decisiones cupulares, entre sus filas se incuba el germen de la disidencia que comienza a debilitar la estructura otrora monolítica del sindicato del Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos que sirvió por años como mucama electoral del PRI, prostituyendo la educación y usando al alumnado como porra política y danzarines carnavaleros. Y en la esquina contraria, el otro sindicato que ni se ve ni se siente. El Sititesco —Sindicato Independiente del Itesco— con su casi simbólica militancia, su presencia fantasmal, tan gris, tan gris, que hay quienes no saben de su existencia. Y todavía tienen la osadía de decir que son algo mejor. Su objetivo es desplazar a Ricardo Orozco para convertirse en la nueva versión de Ricardo Orozco… A la corona Fluvio le sobran abolladuras y pringas de lodo. Vesánico, el líder de pacotilla arremete contra una reportera de su gremio, Heidi Castellanos, de menuda figura y temperamento férreo. A microfonazos, quiso librar el infumable Fluvio Martínez una batalla imbécil por allegar para su televisora las palabras de otro mediocre, el gobernador Cuitláhuac García, que de tanto decir bobadas y proferir sandeces termina por confirmar que Veracruz en sus manos anda al garete. “Un dirigente de una asociación de periodistas… que agrede a los periodistas”, titula Heidi, reportera de TV Azteca, el episodio con el líder de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos. “Tal parece —agrega— que el reportero de RTV y actual dirigente de la APEC, Fluvio César Martínez, lo último que sabe es respetar a sus compañeros, peor aún, a las damas que nos desempeñamos en esta profesión. Hoy, durante la entrevista con el gobernador, este tipo no sólo dio de empujones a  otra compañera, sino que una y otra vez golpeó mi micrófono con el suyo. Prefirió  esperar por casi una hora a unos metros del lugar donde sería la entrevista y cuando vio que ésta iniciaría quiso meterse a empujones. Como diera lugar trató de meterse hasta que casi le puso el equipo en la boca al propio gobernador. Al final, el agresor se dijo ofendido, pues ‘casi rompía su micro’, no sin antes agregar un ‘date a respetar’ ”. Y Heidi remata: “da tristeza que quien supuestamente debe  apoyarnos o defendernos, nos agreda o perjudique nuestra labor”. Unos párrafos en redes sociales y Heidi muestra la calaña del líder de la APEC…

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