Hechos de la Trata

Trata de personas Foto: Internet

Por: Aureliano Hernández Palacios Cardel

En Bangladesh existen fortalezas donde se encuentran reclusas mujeres y niñas por el crimen de haber nacido en pobreza extrema, o el de haberse cruzado con la mafia de trata de personas. En estas murallas se prostituyen por la fuerza niñas de hasta 12 años que han sido,  vendidas por sus padres, o secuestradas, o cobradas como indemnización por alguna deuda económica. 

Trata de personas, ha sustituido el término trata de blancas. El término trata de blancas proviene de las Guerras Mundiales donde la población de piel blanca, principalmente mujeres, eran secuestradas y enviadas para dedicarse a la prostitución en diversos países del mundo. Tal denominación pareciera denotar qué sólo el tráfico cometido sobre mujeres de piel blanca es el delito de la explotación del ser humano, cuando la esclavitud más grotesca e insultante ha sido la que se le dio a la raza negra con la caza y captura de millones de africanos forzados a trabajar en todo el mundo bajo las condiciones más indignantes del actuar del ser humano. 

La trata y la esclavitud, son fenómenos sociales y políticos que han sido avalados por las sociedades en su momento. Desde los egipcios, los griegos, los romanos, los aztecas, los imperios británicos y árabes. Portugueses y españoles, y los mismos norteamericanos ya siendo país, quienes utilizaron la mano de obra fuerte y resistente de la raza negra para explotarlos hasta morir en los diversos trabajos forzados a los que eran sometidos, y también muchas veces explotados sexualmente lo que dio como resultado a los mulatos, quienes han enriquecido de manera fenomenal la cultura de las sociedades que el día de hoy existen en México, Estados Unidos, Brasil o incluso en Asia y Europa.

Sin embargo, uno creería que, como muchas de las culturas de la antigüedad, dogmáticas y crueles, éstas prácticas criminales, racistas, que muestran la ambición humana más sombría al explotar, dominar, lucrar con las vidas humanas, a estas alturas se deberían de haber erradicado en todo el mundo. Pero las cifras son abominables. La trata de personas es actualmente la tercera economía criminal más importante después del tráfico de armas y de drogas. El dinero que se mueve por el rapto, la explotación, la esclavitud, la prostitución forzada, es tan impresionante, que es cuando uno entiende como el día de hoy sigue habiendo la trata ilegal de personas con el fin de explotarse sexualmente principalmente. Niñas, niños, mujeres, todos son susceptibles de ver como su vida se escapa entre la miseria y la tristeza desesperanzada de saber que su única función en el mundo es ser violada o violado todos los días, a veces repetidamente, hasta que cumpla con la cuota que se le exige por parte de sus raptores o proxenetas. 

Existe el tráfico de órganos. Secuestrar y robar infantes o adultos para extraerles sus órganos para salvar la vida de los que pueden pagar por descuartizar la vida de los menos favorecidos trae consigo tantas cosas innombrables, pero reales.

Todo esto es inaceptable. Pero más inaceptable e indignante como mexicano, es que nos estemos preguntando ¿porqué pasa en nuestra sociedad?, ¿Cómo es que hemos permitido que se roben a nuestras niñas?, ¿Cómo es qué, si una niña de 14 años se pierde, lo primero que pensemos es que es raptada para la trata de personas?, ¿Cómo es que podemos creer que una mujer que fue violada repetidamente, asesinada, apedreada, o quemada en ácido es una simple estadística, increíblemente alta por cierto?, ¿Cómo es que podemos hablar de que pudieran robar a nuestras hijas para que le roben un hígado o para que la prostituyan sin parar y que sólo podamos saber que alguna mafia es la responsable de tenerla en algún lugar pagando favores sexuales a cambio de su vida?.

Cómo sociedad, como padre de familia, como hija, como gobierno, como mexicano, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para poder recomponer estos episodios tan tristes en nuestra historia como país. TODO. 

Aureliano Hernández Palacios Cardel 
Economista con maestría en políticas públicas, ha sido administrador público en diversos cargos gubernamentales y actualmente colabora en la Auditoría Superior de la Federación. 
Twitter: @Aureliano_HPC Facebook: Aureliano Hernández Palacios Cardel

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