ES LA ESTRATEGIA: ¿A qué juega Enrique Alfaro?

Rodrigo López San Martín*

La crisis por la pandemia del Covid-19 ha expuesto las diferencias y contrastes en los estilos y prioridades al gobernar entre los diferentes líderes políticos a nivel nacional e internacional.

En México, para el presidente Andrés Manuel López Obrador la prioridad es evidente: evitar, hasta donde sea posible, la catástrofe económica (bajo sus propios lineamientos), aun cuando esto signifique ser mucho más laxos en las medidas de distanciamiento y confinamiento social de lo que otros países han sido.

Esto, como es sano en un ambiente democrático y en una verdadera federación, generó distintas reacciones desde las 32 entidades del país. Una de las voces en contra que más estridentemente se ha manifestado, es la del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.

Desde los primeros días de la emergencia, Alfaro parecía determinado a aprovechar la pandemia para marcar diferencias claras entre su forma de gobernar y la del presidente. Ante cada lineamiento que el subsecretario de Salud Federal, Hugo López Gatell publicaba, el gobernador de Jalisco lo contradecía. Desde la aplicación masiva de pruebas, hasta la recientemente anunciada obligatoriedad de quedarse en casa. Posicionamiento por contraste, se llama.

Pero todo esto, además de una evidente diferencia de visión en la forma de enfrentar la emergencia, tiene un componente político que no puede dejarse de lado: la sucesión presidencial de 2024 y el vacío que existe en el liderazgo de la oposición. Alfaro, claramente, quiere anotarse.

Desde que ganó la gubernatura de Jalisco, Alfaro parecía un aspirante natural rumbo 2024. Aliado de López Obrador en las elecciones de 2012, cuando buscó por primera vez la gubernatura de su estado, hoy, el gobernador tiene un atractivo para todos aquellos que, sin simpatizar con AMLO y su partido, tampoco anhelan un regreso del PRI o el PAN al poder: el respaldo de Movimiento Ciudadano.

Porque, a la par del manejo de la imagen de Alfaro a nivel nacional, Movimiento Ciudadano, como marca, ha logrado construir un posicionamiento propio, jugando desde la oposición, pero sin diluirse con el PAN y PRI, y sobre todo, sin cargar con el negativo de ya haber sido gobierno y estar acotado en sus críticas por no haber resuelto lo que hoy señalan, como los demás partidos.

Evidentemente, para pensar en 2024, Alfaro necesita construir una agenda y una oferta, de futuro para el país y de resultados en Jalisco, mucho más robusta. Pero

ante este nuevo protagonismo y frente a la falta de aspirantes visibles en la oposición formal, varios actores sociales y económicos podrían empezar a sumarse a la aspiración del gobernador y su poco desgastado partido, al menos, porque no hay muchas más opciones.

Será interesante ver la reacción presidencial a esta clara aspiración. AMLO, mejor que nadie, sabe que obstinarse en evitar el crecimiento y posicionamiento de un opositor puede provocar justamente su fortalecimiento. Él mismo experimentó su mayor crecimiento justo entre 2001 y 2005 cuando Vicente Fox se obsesionó con detenerlo.

Falta mucho, pero probablemente podamos, ahora sí, anotar al primer aspirante serio a la sucesión fuera de Sheinbaum, Ebrard y Monreal, en Morena. Al menos, el gobernador Alfaro quiere.

*Consultor y estratega político. Socio Director de la firma Agencia Pública. Ha asesorado a más de 30 candidatos y gobiernos en México y Latinoamérica. Ganador del Reed Award 2018 como Consultor Revelación.

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