ES LA ESTRATEGIA: La importancia de 2021 en el futuro de México

Rodrigo López San Martín

En 2021 viviremos el proceso electoral intermedio más grande en la historia de México, pero también, quizá, el más importante de su tipo en la vida democrática del país.

No sólo se elegirán 500 diputados federales, sino que se renovarán 15 gubernaturas y las alcaldías de las ciudades más importantes del país.

En preparación para este proceso, los diferentes partidos políticos afinan su estrategia en busca de su objetivo, pero en todos los casos, parece que la visión cortoplacista se impone sobre la altura de miras y el largo plazo.

Para la oposición, el camino decidido parece la conformación de un frente que une al PRI, PAN y el PRD en más de la mitad de los distritos federales. La única prioridad, que Morena, junto a sus aliados, no alcance la mayoría en la Cámara de Diputados.

Esta alianza no sólo parece antinatural y muy difícil de comunicar con credibilidad para los partidos de oposición. Parece que la lección de 2018 no fue entendida por esos partidos y caminan, con decisión, a repetir el mismo error. Principalmente por el PAN, que debería ver esta elección como la oportunidad de consolidarse como el partido de oposición por excelencia.

El mejor ejemplo del error de 2018 es la Ciudad de México. Aquí, tradicionalmente, la disputa por el poder se dio entre el PRD y el PAN. Pedirles a los simpatizantes votar por sus adversarios históricos, y a los militantes hacer campaña por ellos, fue imposible. El margen de diferencia de voto panista para la candidata (perredista) a la Jefatura de Gobierno, así lo demuestra. Lo mismo en sentido contrario, de simpatizantes perredistas, hacia el candidato presidencial panista.

¿Cómo esperan que un panista de Veracruz, Chihuahua o Quintana Roo, donde los gobiernos corruptos priístas fueron el motor de la oposición, salga motivado a hacer campaña por el mismo PRI?

Pero el principal error de los aliancistas es que la alianza se limita a lo electoral.

Asumiendo que logren su objetivo de impedir que Morena gane la mayoría en la Cámara, no existe un proyecto de coalición que pueda sobrevivir más allá de la jornada electoral.

Con una mayoría opositora sin una coalición legislativa permanente, Morena y el gobierno federal podrá negociar, tema por tema, con el aliado ideal. Y la cercanía de la dirigencia del PRI al gobierno ha sido más que clara en los últimos tiempos.

Evitar esa mayoría podría terminar siendo una victoria de fantasía para el PAN, principalmente.

Del lado de Morena, obviamente la búsqueda de la mayoría legislativa es prioritaria. Pero para su futuro, puede resultar más importante lo que suceda en las entidades en disputa.

Las 15 gubernaturas, sobrevivirán al final del sexenio del presidente López Obrador y su Cuarta Transformación, y no es lo mismo un grupo de Morena que otro. No representan lo mismo y hoy sólo están unificados alrededor de la figura de AMLO.

El futuro de Morena, hacia el largo plazo, puede depender de este equilibrio de fuerzas al interior del partido donde los gobernadores podrían ser el equilibrio con quien resulte el candidato o candidata presidencial en 2024, con el próximo presidente si es que resulta triunfador o iniciar la fragmentación de Morena en muchos partidos si terminan siendo derrotados en tres años.

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