ES LA ESTRATEGIA… AMLO construyendo pleito con EEUU

Rodrigo López San Martín

Tras una trayectoria donde el contraste permanente con el poder lo posicionó por casi 20 años como el líder indiscutible de la oposición en México, hoy, el presidente Andrés Manuel López Obrador parece incómodo en el papel de gobernante.

Día a día, durante sus conferencias matutinas, podría confundirse a AMLO fácilmente con un líder opositor. Pero su crítica a los gobiernos anteriores va perdiendo potencia con el paso del tiempo, y con el proceso electoral más grande de la historia en puerta, parece haber definido una nueva ruta para su comunicación.

La detención del general Salvador Cienfuegos, su repatriación a México, su inmediata liberación y su posterior exoneración, son el principio de la nueva estrategia de comunicación y posicionamiento del presidente y su administración.

Al defender la exoneración, AMLO no sólo se centró en la investigación de la Fiscalía General de la República, sino que abrió fuego contra las autoridades de Estados Unidos de manera por demás incendiaria: “no es posible que se lleve a cabo una investigación con tanta irresponsabilidad, sin sustento y nos quedemos callados”, señaló. Y cerró su mensaje retando a las autoridades estadounidenses a reabrir el caso si es que tienen nuevos elementos.

Pero esa fue sólo la primera página de esta nueva narrativa. La decisión de AMLO de orientar su discurso hacia Estados Unidos se confirmó con el emplazamiento, muy específico, que hizo el lunes a Joe Biden. López Obrador llamó al presidente electo estadounidense a no olvidar el tema migratorio en su discurso de toma de protesta. Espera que envíe la reforma al Congreso desde el primer día.

Y aunque AMLo repetirá que busca una amistosa relación con el nuevo gobierno estadounidense, seguramente, en las siguientes semanas veremos más declaraciones afiladas con dedicatoria al otro lado de la frontera. Y esto, tiene una lógica estratégica electoral.

Si algo nunca terminó de ser aceptado, aún por sus más fieles seguidores, fue la cercana y amistosa relación de AMLO con el presidente Donald Trump y su administración. El sentimiento antiyanqui está profundamente arraigado entre la mayoría de los militantes y simpatizantes de la izquierda.

Frente al panorama complicado que aún se augura con la pandemia, que muy probablemente siga en curso durante las campañas electorales, con sus terribles consecuencias económicas, el presidente y Morena necesitan algo externo que despierte el orgullo y fanatismo de los suyos.

La de este año, como todas las elecciones intermedias, se espera que tenga una baja participación electoral. Y la pandemia no hará sino complicar aún más este panorama.

Por eso, el resultado que más le importa al presidente, el del Congreso, dependerá no sólo de ganar la mayoría de las simpatías ciudadanas, sino de quien sea capaz de motivar a salir a votar a más de sus simpatizantes.

La construcción de un enemigo externo tiende a unificar a una sociedad. Al poner en el centro del debate una disputa frente a una amenaza del extranjero, pretenden despertar un sentimiento patriota en los ciudadanos y recargar la motivación de sus seguidores.

Lo importante, será cómo reacciona la oposición a esta nueva estrategia presidencial. La prioridad debe ser no caer en la trampa y luchar para que el centro del debate electoral, se mantenga en los temas internos.

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