LECCIONES ELECTORALES HACIA 2024

  • En 5 de 6 elecciones, la ventaja del primer lugar fue de al menos 15%
  • Donde la participación fue menor, la ventaja de Morena fue mayor
  • Se modifican los contrapesos internos en la Alianza. Se tambalea el mito de la estructura priista
  • MC sigue sin ser el mismo a nivel nacional que en Jalisco y Nuevo León

Rodrigo López San Martín

ES LA ESTRATEGIA…

El domingo pasado se llevaron a cabo procesos electorales para renovar las gubernaturas de Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas.

Al final, el resultado de cuatro victorias para Morena y dos para la oposición, deja muchas lecciones y aprendizajes para intentar predecir lo que podría pasar en 2024.

Como era de esperarse, al finalizar la jornada electoral, tanto Morena como la oposición salieron con un discurso triunfalista. Pero, con el 4-2 como resultado global, ¿hay tiro hacia 2024?

Para responder esa pregunta, entremos al detalle de los números…

De entrada, en cinco de las seis elecciones, la distancia entre el primer y segundo lugar fue de, al menos, 15 por ciento. Y en casos como Quintana Roo y Oaxaca, fue tan grande como 35 y 40 por ciento. Es decir, hubo muy poca competencia. Sólo en Tamaulipas la elección se definió por 6 puntos porcentuales.

Pero quizá más importante para el análisis, es el nivel de abstencionismo, que en Quintana Roo y Oaxaca, superó el 60 por ciento.

¿Por qué es un dato tan relevante para predecir el futuro? Porque las elecciones donde menos gente participó, son las elecciones en las que más holgada fue la ventaja de Morena.

Esto nos dice algo que desde la consulta de revocación de mandato estaba claro: el electorado afín al presidente Andrés Manuel López Obrador es el más incondicional, más activo y más motivado a participar. Siente, más allá de que no había mayor incertidumbre en el resultado, el impulso de participar para apoyar a su movimiento.

Hacia allá debe construir la oposición. Porque el país ya está profundamente polarizado, con el presidente al centro del debate. Prácticamente en todo México, la gente se define a favor o en contra de AMLO.

Y frente a esta realidad, parece complicado que en dos años una u otra opción convenzan a muchos ciudadanos de cambiarse de lado. A tres años y medio de gobierno, quién hoy lo respalda, es muy posible que lo siga haciendo hasta el final. Mientras que quien lo rechaza, seguirá haciéndolo hasta 2024.

Por eso la oposición necesita concentrarse en los suyos. Necesita hacerlos sentir tan necesarios y motivados como el obradorismo lo hace con sus seguidores.

Pero, más importante, y para esto es la lucha por la narrativa post electoral, debe hacerles creer en que es posible derrotar al obradorismo. Deben aprender lo que se hizo bien en Aguascalientes, y sobre todo en Durango –una elección que empezó competida y terminaron ganando cómodamente– para que más de sus seguidores participaran.

Queda mucho por definir hacia la sucesión presidencial. De mantenerse la alianza opositora, los resultados electorales deben modificar los contrapesos internos. El mito de las estructuras y la militancia priísta se desvanece. Y si se quiere sumar a Movimiento Ciudadano, debe entenderse que no todo el país son Jalisco y Nuevo León.

Pero la prioridad de la alianza debe ser generar credibilidad en que su proyecto tiene posibilidades reales de triunfo. Si ningún perfil opositor emociona demasiado a los mexicanos, deben aferrarse a la posibilidad de que son la única vía para derrotar a Morena en 2024.

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