La lectura / Virginia Durán Campollo

Descansaba algún tomo de la colección literaria “El Tesoro de la Juventud”, en las piernas aún tiernas, tenía como ocho años, de mi primo Pablo quien me leía con claridad algún cuento de Christian Andersen. Pero había geografía, ciencia, matemáticas, biología y una diversidad de temas  imposibles de abarcar en solo dos o tres horas, que dedicábamos diariamente a la lectura. Lo hacíamos sentados en las bancas de los anchos corredores de la casa de los abuelos, en Córdoba, Veracruz. Salíamos del embeleso cuando mi hermana y mis otros primos, alborozados, nos jalaban a jugar a los policías y ladrones. Entonces cambiamos el libro por las pistolas, que encontrábamos en los desperdicios que se apilaban para ser utilizados  para la fundición, en el negocio familiar Talleres Industriales Campollo. La costumbre se hizo vicio. Nos desarrollamos con el hábito. Nunca he podido descifrar con exactitud, que ha sido para mí la lectura pero sí sé cuánto transformó mi vida en lo esencial. Me dio luz y entendimiento para afrontar, lo no menos difícil de mi  desarrollo como persona. Tal vez incubaba ya lo que sería mi profesión de periodista. Y de ahí, después de 37 años en la profesión, no he dejado de leer aunque nunca lo suficiente.

VIRGINIA11*** Con la pérdida de dos escritores importantes, tanto el colombiano como el mexicano,  Gabriel García Márquez y Emanuel Carballo se nos hace necesario reflexionar en la lectura y el amor a los libros que en éste tiempo, lamentablemente, se ha perdido. Los espacios cibernéticos ocupan hoy las horas de niños y jóvenes, dejando incluso muy atrás a  la televisión que se siente arcaica. Son avances muy grandes en el internet y juegos espectaculares difíciles de entender para un adulto, pero que niños de hasta cuatro años manejan con gran pericia y mucha inteligencia. No es malo, pues es su tiempo y lo que les toca vivir. Sin embargo ese alejamiento de la lectura les hace frágiles.  Les deja en indefensión ante la voracidad de los depredadores sociales.  Desconocen autores básicos de la literatura universal y no registran a los más importantes nacionales.

*** Hasta los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública, están plagados de errores gramaticales y de contexto. El sistema de educación nacional tanto privado como público, salvo sus honrosas excepciones, es un fraude. No tienen la calidad que anuncian. Una por la ambición monetaria  y otra por la necesidad del gobierno de tener idiotizada a la población. El objetivo: la ignorancia para la manipulación. Lo han logrado por la falta de autoridad, por ejemplo, de los padres que permiten en el hogar a sus integrantes  se idioticen con programas realizados para retrasados mentales. Lo más delicado es que estos poderes fácticos, tienen manga ancha y no hay autoridad que controle la calidad de las programaciones. Los soldados del gobierno cumplen: comentaristas y noticiarios que suprimen la realidad que se vive en el país y la formación de presidentes a modo de sus ambiciones económicas. Emilio Azcárraga y  Ricardo Salinas perpetran y los gobiernos les otorgan millones de pesos para publicitarse, con dinero del erario público.

*** Ojala pudiéramos revivir de algún modo el gusto por la lectura…eso ayudaría en algo.

*** Aquí en Xalapa,  el maestro Marco Antonio Figueroa Quinto se ha esmerado por crear  salas de lectura, lleva 107 con 80 mil libros entregados, en la mayoría de las colonias populares.  Consiste en buscar un padrino y un estudiante interesado, que de un espacio en su casa para que se coloque una pequeña biblioteca para el luso de los vecinos. Lo ha establecido también en institutos públicos y es una labor meritoria.  Hoy es coordinador de Alfabetización y Salas de Lectura del Distrito B-7 del Leonismo Internacional que,  desde hace seis años y gracias a su iniciativa,  ha incluido la promoción de la lectura como uno de sus programas prioritarios en todo el mundo. *** La lectura nos hace libres. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.

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