La Gravedad de preguntar / Martín Quitano Martínez

 

La democracia no es el silencio,

es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos.

Enrique Múgica Herzog (1932-?) Político español

 

¿Qué tiene de malo que un ciudadano pregunte, exponga sus dudas sobre una de las reformas del estado que más suspicacias genera? Porque lo hacemos millones de ciudadanos mexicanos y nadie se había molestado. Mientras refunfuñemos en nuestras casas y nuestros amigos, no hay problema para nadie.

MARTINLa diferencia que da tanta comezón es que lo hace un ciudadano no común, uno que maneja los reflectores, que tiene dinero para pagar desplegados, que no depende de lo que opine el gobierno para tener trabajo o comer y que en este momento tiene una voz de repercusiones internacionales.

El lugar privilegiado de reconocimiento de Cuarón dio oportunidad, aunque parezca exagerado, a poner en el centro de la discusión el sentir de un amplio sector social que a través de sus preguntas tuvo voz.

Por eso hacen sonreír las descalificaciones para Alfonso Cuarón, por atreverse a preguntar sobre la reforma energética, acusándolo de que dicho asunto está “fuera de su especialidad”, como si sus preguntas discutieran los cálculos gubernamentales sobre la elasticidad de la demanda o la TIR o tecnicismos parecidos.

También las críticas  por su “afán protagónico”, como si no hubiera tenido suficientes reflectores con todos los premios que ha ganado alrededor del mundo; o los que se molestan porque ya no sirven de nada pues la reforma ha sido aprobada, cuando sabemos que es una reforma que no fue suficientemente difundida ni explicada.

Según estas visiones, las aprobaciones del congreso, del gobierno, son intocables y no pueden ser cuestionadas, las visiones tecnicistas de los que acusan a tales cuestionamientos como un atrevimiento que tiene que ser señalado por impropio, por querer alterar el orden que desde el poder se emana, ya que lo aprobado, aprobado está y si se quiere saber más  pues lástima, o a remitirse a leer lo que la sabia y capaz clase política e institucional ha dado como valedero.

El sentido común, las ganas de conocer, o tratar de ejercer el mínimo de los elementos de la ciudadanía que es entre otros la posibilidad de preguntar o cuestionar, resulta impropio para algunos. ¿Qué le pasa a este preguntón? Que ganas de meterse donde no lo llaman, donde no sabe, lo mejor sería que zapatero a tus zapatos y dejes el mundo rodar.

Las preocupaciones más que justificadas de cara a la aprobación y operaciones de las leyes que nos habrán de brindar bienestar o no, es el terreno fangoso para aquellos que por siempre han formado sus discursos justificatorios desde las razones del poder y los intereses de unos cuantos, ¿Para qué la necesidad de explicarle a esa ignorante sociedad los elementos, las capacidades, el cómo y con que se realizan las políticas públicas?

Es la visión soberbia de un gobierno y de sus actores, que se mide por el desdén que sus corifeos realizan, aunque en este caso, lo más gracioso, es que el gobierno responde, obligado por la propia fuerza de las circunstancias, teniendo que bajar sus impulsos autoritarios mostrados a través de sus defensores; los intentos de respuestas recién presentadas para Cuarón deben de haber caído en seco para aquellos que se rasgaban las vestiduras ante la insolencia del cineasta.

La falta de voluntad para que los gobiernos mexicanos en todos sus niveles y de cualquier signo partidario reconozcan que la opacidad y el desdén para con las demandas sociales nos pueden arrastrar a senderos cada vez más ominosos, es una tarea pendiente para un conjunto social que a base de la exigencia y el compromiso por superarlas puede revertir. Apoyemos estas iniciativas.

 DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

41 mil millones de pesos en préstamos para Veracruz en los últimos tres años. Adelante solo el precipicio.

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