Altruismo ¿esencia humanística o conveniencia calculada? / Marco Antonio Figueroa Quinto

Si bien es cierto que ser altruista es un hermoso gesto que, en su estado puro, definitivamente puede hacer del mundo un lugar maravilloso; también es una verdad que grupos y grupúsculos perversos han desvirtuado el concepto de altruismo, haciendo que almas y corazones puros al practicarlo o una mala motivación puede no ser adecuada e incluso causar daño a otros y al mismo ejecutor de benéficas acciones.

FIGUEROACoincidiendo con el compañero León; Pedro Botello Ortíz, consejero de Lions Clubs International respecto a la mística de grupos como el leonismo internacional o clubes de servicio con actividades similares, que ahora en sus acciones cotidianas, deben deslindarse de nuevos grupos que perversamente se escudan en efectuar acciones similares, pero a diferencia del servicio o altruismo auténtico, éstos lo utilizan para fines perversos para adjudicarse el poder político y económico de una región o país y otros para actuar con pleno cinismo para evitar pagar los impuestos que sus fabulosas ganancias generan.

Hoy surge la duda entre la gente noble y desinteresada en ayudar o no ayudar, se cuestionan si vale la pena que se ponga a prueba nuestro corazón y no dejar que intenciones engañosas puedan opacar esta belleza original, así surge la cuestión ¿Es siempre bueno ayudar? A simple vista pareciera que sí, pero dada la complejidad que caracteriza actualmente a los mexicanos; la respuesta no es tan simple, pues muchos socios de clubes de servicio ven las desventajas de “competir” con los grupos altruistas y de servicio oficiales y los que surgen de las diversas empresas privadas que invierten centavos para seguir agenciándose pesos (donde ayudar es una forma de controlar a nuestros semejantes, consciente o inconscientemente, haciéndolos dependientes del apoyo que reciben.

Igualmente, el falso altruismo puede ser fríamente calculado para engañar y manipular a los demás, en forma de trampa o emboscada); mientras en los clubes de servicio todo sale de la bolsa de sus integrantes sin ninguna recompensa material, sino la personal, lo que ha hecho que muchos clubes vean mermado el número de socios, prefiriendo sumarse a las acciones oficiales o empresariales que pervierten las acciones que es difícil diferenciar para la mayoría de la población que se debate en la extrema pobreza y angustia de carecer de lo mínimo indispensable en salud y educación.

Como gestores comunitarios, estamos convencidos que el altruismo es deseable; desde un punto de vista biológico, argumentando que la cooperación entre los individuos garantiza nuestra preservación como especie, de igual manera de carácter psicológica, pues el hecho de proveer y recibir apoyo alivia el estrés, fortalece la autoestima y los lazos afectivos; fomentando la superación personal, mientras que desde el punto de vista humanista espiritual, el altruismo es un valor que nos edifica y nos conecta con lo trascendente. En primer lugar, está la genuina compasión, que surge al ver a alguien que está abrumado por las cargas y decidimos ofrecer nuestra ayuda desinteresada, sin esperar nada a cambio, tan sólo deseando el bien del otro.

En este caso no hay un “interés oculto”, pero esto no siempre es así. A veces, sorprendentemente, las personas dan su ayuda para alimentar su ego, ávido de recibir reconocimiento social y admiración. Otras, a cambio de ayudar obtienen un beneficio, como un ascenso en su carrera, ocultar ganancias exorbitadas; otras refuerzan el sentimiento de superioridad al que son adictos o porque no confían en la habilidad del otro para resolver los problemas por sí mismos.

“Dar la mano al atribulado”, “luchar hombro con hombro con el menesteroso” y “dar a quienes nos necesiten”, son expresiones que sintetizan esa capacidad del ser humano de salir de sí mismo para ayudar a los demás, el verdadero altruista siente un cambio en su interior, sensaciones de alegría profunda y una percepción al darle sentido a su vida. Esta conducta, denominada altruismo, que conmueve por el esfuerzo moral que implica, se ha convertido en un bien escaso en estos tiempos donde el materialismo y el egoísmo tienen un protagonismo importante.

En cambio el falso altruista siente al dar; un triunfo personal, manteniendo la apariencia de buen individuo, lo que le servirá para fines egoístas de tipo político, económico y social ¡Lo que no debe de ser, pero cada vez son más estas formas de vivir! En estudios recientes la ciencia ha descubierto la base neurológica de esta agradable experiencia, la que nos sucede cuando ayudamos a alguien desinteresadamente,  donde se activa una parte del cerebro que está vinculada con la sensación de placer, lo que sólo nos motiva ayudar y hacer feliz al otro y de paso nos hace felices, felicidad poco entendida por entes ambiciosos, envidiosos y avaros que solo piensan en sí mismos

¡Estamos! alodi_1|3@hotmail.com

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