Desolador / Virginia Durán Campollo

Es desolador el panorama que presenta nuestro país, en cuanto al grave problema que afecta a la niñez y juventud nacionales. Niños que matan a niños. Autoridades indolentes que, por falta de supervisión, son causantes directos de una explosión en una guardería dónde las víctimas son crías de maternal. Jóvenes que quedan atrapados en un antro y mueren asfixiados. Pederastia por parte de algunos miembros de la iglesia católica,  que terminan o cambian radicalmente la vida de sus víctimas. Tráfico de órganos; redes infantiles de pornografía; prostitución infantil de niñas y adolescentes mujeres; jóvenes secuestrados, hombres y mujeres, que nunca aparecen sus cuerpos o las víctimas de secuestro, aunque se pague el rescate, que son violados, mutilados, asesinados con saña inaudita. No puede uno imaginar que tipo de tormento recibieron, antes de su aniquilación. Se prevé horrores cuando con palabras altisonantes y de ofensa directa  amenazan: “te lo voy a regresar en cachitos”. Así lo cumplen y la familia queda en la ruina económica y moral. Algunos padres mueren de infartos por la pérdida y los demás quedan sicológicamente afectados y con una pena eterna, que difícilmente pueden superar.

VIRGINIA11*** Esta bien que las autoridades se comprometan para evitar el bullying escolar, pero la responsabilidad se centra principalmente en los padres de familia y maestros. Los primeros saben bien quiénes son sus hijos, pero al fin progenitores cierran los ojos y es más fuerte el llamado de la sangre que la razón. Son tremendamente permisivos, incluso ahora los que mandan son ellos, y se vuelven víctimas de  sus exigencias, que luego se arrepienten pues llegan hasta costarles la vida. Les dan todo y les quitan todo. Un joven al que se le proporciona demasiada comodidad- auto, departamento, tarjeta de crédito, dinero- se le está haciendo un daño irreparable. Cuando el comportamiento se convierte en conflicto,  ya no se tiene control, aparece el verdadero terror: alcohol, drogas, prostitución que les llevan en ocasiones a infringir, volverse delincuentes e incluso asesinos.

*** Sí es de alarmar, tomar conciencia y “cerrarles la llave”. El índice de jóvenes muertos en accidentes automovilísticos, hasta de 14 años, es muy alto y ha enlutado a decenas de familia.  Inexplicablemente los padres no lo quieren aceptar e incluso se niegan a un apoyo sicológico al respecto, que les pudiera ayudar a manejar la problemática. ¿Qué es lo que ven estos niños y jóvenes agresores en sus hogares? Violencia intrafamiliar tal vez, que existe sobre todo en hogares donde la figura masculina es machista o la femenina violenta. La ausencia de los mismos también influye, ya que muchos por la comodidad- quienes tienen-  dejan a sus hijos a las trabajadoras domésticas y los otros salen a buscar los medios de subsistencia dejándoles solos o al cuidado de otros hermanos. Los factores son varios más, de intenso análisis. México tiene un lugar preponderante sobre el lastimoso tema. Hay que trabajar intensamente y de la mano de maestros responsables, que estén al pendiente de tener mayor vigilancia tanto en los  salones de clases como en los patios de recreo.

*** Es menester reconocer cuando nuestros funcionarios públicos, responden a las necesidades de la ciudadanía. El alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez,  prometió y cumplió a vecinos de las colonias Venustiano Carranza y Francisco I Madero, en la reubicación de vendedores ambulantes. Mano firme la del mandatario, quién sabemos tuvo que tomar medidas drásticas pero necesarias. El ambulantaje existe por la negligencia de funcionarios o por el cohecho. La exigencia era por las averías que durante años sufrieron estos vecinos en sus casas y entorno.  Acciones como las llevadas a cabo y las que tiene Américo Zúñiga en su agenda, fortalecen la confianza en sus gobernados.  Entusiasma porque la mayoría de la clase gobernante, se encuentra muy lejana de ellos. Habrá certidumbre en su juventud, experiencia y talento político. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.

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