INEE: certificar y llorar / Wenceslao Vargas Márquez.

La reforma educativa se propone –según- mejorar la calidad de la educación pública mexicana. Se propone evaluar a los docentes en servicio pero como el personal del INEE no alcanza (¡entre vocales, jardineros y choferes son como quince!) para evaluar a millón y medio de maestros se deberá echar mano de particulares, actividad en la cual se convocará a largas legiones de particulares que certificarán a evaluadores y a docentes.

ESCRITOREl reciente 5 de mayo se publicaron los “Lineamientos Generales para la Certificación de Evaluadores en Educación Básica y Medias Superior. LINEE-03-2014”. Quedémonos con el núcleo del párrafo titular: “certificación de evaluadores”, allí estará el negocio, salvo prueba en contrario. Leamos las definiciones para ver el alcance de lo que serán las certificaciones:

“Certificado: Documento expedido por el Instituto en el que se hace constar que el evaluador ha adquirido las competencias necesarias para realizar funciones de evaluación, como parte de la labor para la mejora de la calidad de la educación”.

“Evaluador: Al servidor público que, conforme a los lineamientos que el Instituto expida se ha capacitado, cumple con el perfil correspondiente y cuenta con la certificación vigente para participar en los procesos de evaluación dentro del Servicio Profesional Docente”.

“Programa  de  Formación  de  Evaluadores:  A  la  oferta  educativa  orientada  a  formar  servidores públicos como evaluadores para el Servicio Profesional Docente.

“Registro de Evaluadores Certificados: A la información personalizada técnica y profesional sobre los evaluadores certificados por el Instituto.

“Sistema de Evaluadores: Al sistema que integra los procesos de formación, selección, reconocimiento, desempeño, certificación y renovación de los evaluadores que apoyarán los procesos de evaluación del Servicio Profesional Docente.

Estas son las definiciones que describen el sistema con el cual algunas personas, capacitadas al vapor, “certificadas”, irán a mi salón de clases a ver si yo enseño correctamente Cálculo Diferencial e Integral. De este grupo de gente dependerá mi permanencia en el empleo. Ser evaluador “certificado” no es difícil: Los servidores públicos que sean aspirantes a la certificación como evaluadores docentes en el Servicio deberán contar con los siguientes requisitos:

I.      Tener como  mínimo un título de nivel superior en algún área afín en el  nivel, tipo, modalidad educativa o asignatura en la que se busque ser evaluador; II.     Contar con experiencia de docencia frente a grupo mínima de tres años consecutivos en el nivel, tipo, modalidad educativa o asignatura en la que se busque ser evaluador, la experiencia se contará previamente a la fecha de su solicitud; III.    Tener experiencia en asesoría y apoyo pedagógico a docentes, mínima de seis meses o haber colaborado en proyectos de formación en el ámbito educativo; IV.    Tener habilidades para el uso de recursos tecnológicos para procesar textos, construir hojas de cálculo y elaborar presentaciones y gráficas; V.     Haber obtenido un nivel satisfactorio en la evaluación sobre competencias docentes que determine el Instituto.

La burocracia evaluadora crece y crece: “En cada entidad federativa, y en el caso de que así lo determine el Instituto, se establecerá una Comisión de Observación para garantizar la transparencia del proceso de evaluación y certificación y estará integrada por un representante de la Autoridad Educativa, un representante de la Sociedad Civil y un académico proveniente de alguna Institución de Educación Superior”.

La redacción del texto publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de mayo es suficientemente oscura como para dejar en entredicho quién finalmente será quien certifique al evaluador. Preocupante pues toda certificación ha sido sólo negocio a plazo fijo. El INEE deja el suyo (su plazo) en tres años, y vuelta a certificarse según el art. 6 del decreto. El INEE, que no tiene personal para evaluar, deberá reclutar evaluadores. Si no tiene personal para evaluar, menos para certificar y es allí donde los privados se frotan las manos. La directora del INEE, dijo a la prensa el 22 de marzo reciente:

“Lo ideal es que no uno, sino dos evaluadores acudan a los centros escolares para visitas de inspección de al menos una semana, donde puedan aplicar diversas pruebas para conocer la práctica docente en el aula, considerar las condiciones que enfrenta el plantel, el contexto social de los alumnos, así como la realización de entrevistas a directivos, profesores y padres de familia”. De este desafortunado proceso validado por el SNTE depende mi permanencia en el empleo. Por ratos me dan ganas de llorar, pero me aguanto porque soy de Las Choapas. Es peor:

Me dominan -pero controlo- las vigorosas ganas de insultar.

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