La estadística de la UNICEF nos dice que nueve millones de niños pobres mueren anualmente en el mundo antes de cumplir cinco años, así como en las Repúblicas de África del Sur, una mujer entre treinta, muere al dar a luz a su bebé, mientras que en el mundo occidental, “desarrollado”, es una muerte entre 5,600. En México, nos enteramos por la televisión comercial (no hay otra desgraciadamente), que en los últimos meses y años, por negligencia médica han nacido niños en los baños de clínicas, las salas de espera o los taxis, después de asistir a consulta las mujeres y ser informadas que su parto tardaría.
El párrafo anterior nos dice que la pobreza y la ineficiencia médica no son exclusivas de Veracruz. Lo que si nos dice CONEVAL sobre la pobreza en nuestro estado es que, “se registró un aumento tanto en el número de personas, como en el porcentaje de población con rezago educativo, carencia por acceso a la seguridad social, carencia por acceso a la alimentación y por acceso a los servicios básicos en la vivienda”. El diagnóstico trae por consecuencia el replanteamiento y extensión de la cobertura. Se agradece la seriedad (cansados de tanta propaganda ligera), porque las nuevas variables llevaron a las constantes de la estructura económica nacional y estatal, que indican el aumento de la precaria vida de nuestros paisanos, y el tratamiento querrá abarcar la mayor parte de las enfermedades curables del paciente.
En 2005 apareció el best-seller El Fin de la Pobreza, de Jeffery Sachs, asesor de las Naciones Unidas y profesor de la Universidad de Columbia (aliado de la actriz Angelina Jolie, en incursiones contra la pobreza en África), donde argumenta que si los países ricos destinaran 195 mil millones de dólares al año, para el 2025 la pobreza habría desaparecido completamente de la faz de la tierra. Esto como parte de la ayuda internacional y bajo estricta normas de supervisión, otros autores sostienen que la ayuda hace más mal que bien, las “limosnas externas” disuaden a la población a buscar soluciones propias de acuerdo a su circunstancia.
Mientras el debate mundial se centra entre los que proponen la ayuda contra la pobreza, y otros por desarrollar el potencial aldeano, existen más de 870 millones de personas que viven con menos de un dólar al día. En Veracruz viven 4 millones y medio de personas en pobreza, y un millón y medio en pobreza extrema, lo que demerita su calidad de vida que va desde el acceso limitado a información de libros, periódicos (tienen desconocimiento de hechos que el mundo da por asentado como verdades universales), carecer de las vacunas para prevenir las enfermedades como el sarampión (por ejemplo), o el hecho de no tener un salario, y ya no digamos un plan para su jubilación, ir a votar por el partido o el político de centenas de promesas incumplidas, además, generador de su miseria, o no poseer un seguro médico para atender una enfermedad de nombre impronunciable, porque no habla el castellano, o no sabe leer, o porque si bien los niños van todos los días a la escuela, no aprenden nada, su desnutrición es implacable, se llega a la conclusión de que las instituciones actuales no están diseñadas para este mundo, el mundo de los pobres.
En Veracruz, el delegado federal de Oportunidades Alejandro Baquedano Sánchez, informó que próximamente 50 mil familias se incorporarán a tan debatido programa, para sumar casi 131 mil. De la mano del programa estrella del gobierno federal, la Cruzada Nacional contra el Hambre, al incorporar nuevas variables como la escolaridad de la familia, los niños que estudian, las condiciones de la morada, el ingreso familiar y otras, la SEDESOL de Rosario Robles, concluyó que existen otros pobres merecedores de ser insertos en el padrón de Oportunidades. Padrón que el año pasado provocó un escándalo nacional, al trascender que priístas del gobierno del estado lo utilizaban para su estrategia política, previa la jornada electoral, lo que ocasionó una furibunda respuesta del dirigente del PAN Gustavo Madero, “violenta el espíritu democratizador del Pacto …, pero sobre todo constituye un abuso y una falta de moral pública, de ética política y de respeto a la dignidad humana”, al dar a conocer las grabaciones de los priístas implicados en el video-escándalo.
No paso nada, los pobres siguen ahí porque son los consentidos de los gobiernos, en los discursos por supuesto, son la carne de cañón en las guerras, los que ponen el pecho a las balas, los obreros y cañeros productores de los ingenios cerrados, los miles de acarreados a los mítines políticos, los cientos de presos en las cárceles por robo de alimentos, de comida, los indígenas de las sierras y planicie, los traficantes y marchantes de mercancías pirata, la población negra discriminada, los miserables que Charles Dickens retrato en la casa del desamparo, las docenas de técnicos calificados, maestros, metidos a policías, a taxistas, los esclavos laborales en tierra de nadie que trabajan 20 horas diarias, los “burreros” que trasiegan con la droga, los marginales que están a la orilla de las actividades ilegales, los andrajosos consentidos de Teresa de Calcuta, los agresivos adolescentes de Makarenko, o los migrantes que habitan la patria donde está el sustento.
En Veracruz los pobres están donde circula el dinero de la campaña electoral, donde se entrega la despensa del candidato, el vale para canjearlo en Chedraui, o la Comer. Con los nuevos pobres esperemos que tanto Rosario Robles, como el gobernador Duarte, no estén fascinados por tan apetitoso platillo y magnifiquen su encumbrada solvencia “moral pública, ética política y respeto a la dignidad humana”.
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