Clase política y electores / Romeo González Medrano

Romeo-11-150x1502Clase política y electores, tal parece que estuviéramos hablando de dos mundos  distintos y distantes. Ajeno uno del otro. La pluralidad de actores que en estos días se expresa en los medios en torno a la elección de Gobernador del Estado, integración de la próxima Legislatura del Estado y Ayuntamientos,  no logra superar la percepción que se trata de un monologo en el que poco importa la opinión, presencia o ausencia de los electores. Finalmente estos solo son objeto de conquista por los medios que cada contendiente tenga a su alcance y si no es así da igual, la disputa de las preferencias del electorado tiene atajos y reglas no escritas.

Que si el Gobernador Javier Duarte juega dos cartas, que si la Arquidiosiesis opina a favor de la formula de dos años, que todo esto es una jugada maestra acordada en el altiplano, que si la iniciativa de gobernador de dos años es de fulano o de zutano,  o que nada hay más ajeno a la mini elección que la reforma del Presidente Peña Nieto, etc.

En resumen y como dijo el maestro Porfirio Muñoz Ledo, para estar confundido solo hace falta estar muy bien informado. Confusión es lo que están provocando todos los actores del color que sean. ¿De qué se trata? Es que nuevamente se busca profundizar el desaliento en el electorado para que gane un contendiente? ¿Con qué propósito la omisión de tanta información  sobre lo que está pasando?  ¿Así es como se piensa alentar la participación ciudadana? ¿Hasta cuándo van a entender partidos y autoridades electorales que absolutamente todos están afectados por la incredulidad y la desconfianza de la sociedad y que eso  los obliga a informar y convencer antes de decidir los cambios jurídicos? ¿Quién les dijo a los aspirantes que el electorado es el  mismo después de cada jornada electoral?

Se habla de ahorrar gastos, sí pero los que hablan así también han participado del derroche de recursos públicos en las anteriores elecciones. Si hasta la compasión está pervertida – y lo saben nuestras autoridades eclesiásticas-  ¿por qué creer en nuevas intenciones de ahorro de costos electorales? ¿Es o no verdad que la reforma federal no obliga a la homologación simultánea y de todo a la vez? ¿A qué le temen acelerados y camuflajeados, oficiales y oficiosos? A veces parece que tanto ruido es obra premeditada para “medirle el agua a los camotes”. Por favor señores de la clase política, el agua ya ha sido medida, en general los procesos electorales no gozan de confianza ni de credibilidad. Lo que hace falta es alguien que tenga autoridad y asuma la responsabilidad de informar, transparentar y poner las cartas sobre la mesa. Cualquier engaño o manipulación se sabrá. Ya dejen de hablar entre ustedes señores dirigentes y aspirantes. ¿Por qué tenemos que sufrir el rumor y la especulación cuando el deber de las autoridades es informar satisfactoriamente a la sociedad? Escuchen a los electores, no esperen ni su preferencia ni su concurrencia a las próximas jornadas si ni siquiera los tomaron en cuenta para hacer reformas a modo de  intereses particulares disfrazados de lo que quieran.  Es ingenuo esperar confianza cuando se está reprobado en rendición de cuentas y transparencia. Aprendan aunque sea un poquito de verdaderos líderes como Pepe Mujica en Uruguay. No jueguen con la esperanza porque ni siquiera un proceso electoral ejemplar es garantía de que tendremos un buen gobierno capaz de mejorar las deterioradas condiciones de vida de la mayoría de la población.

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