Sin rumbo / Martín Quitano Martínez

 

 

mquim1962@hotmail.com

 

MARTINSeis meses después, la mayoría de los municipios veracruzanos pasan la vida institucional sin rumbo, marcados por la ineficiencia, la anomia, la banalidad de ediles y funcionarios que no saben, ni les interesa saber que es un ejercicio de gobierno, que son las responsabilidades públicas.

Lejanos, ignorantes y cínicos, imaginan que todo les está permitido, sin esforzarse para realmente desarrollar las actividades para las que están allí; muy pocos escapan a una dinámica de simulación donde arropan sus intereses que no coinciden con aquello que dicen representar.

Una larga lista de ayuntamientos colgados de raquíticos presupuestos, confirman el rompimiento de promesas de campaña en su momento enarboladas sobre la consideración de que en esos tiempos cualquier cosa se puede decir aun sabiendo que poco se podrá concretar.

Ha pasado medio año y se confirman también los pronósticos que anunciaban la miseria de los representantes de puestos a los que solo aspiraban para darle continuidad al sueño de políticos y funcionarios corruptos, incapaces, con nulo compromiso público y social y con fuertes ataduras a las visiones de inmediato enriquecimiento al amparo de manejos llenos de opacidad.

6 meses después del arribo de las administraciones municipales actuales,la ineficiencia es inocultable, la falta real de procesos de planeación que enfrenten las contingencias obligadas por las debilidades presupuestales es tan evidente que se palpan en el día a día de las ocurrencias de sus actuaciones.

Sin obras, con pésimos servicios públicos, con desatención y lejanía ratifican la lectura social que se hace de la clase política e institucional de nuestro país y estado, el nicho del descredito y la desconfianza, los problemas existentes y en muchos casos el sentir de desesperanza ante ellos, se conecta simbióticamente al comportamiento de la mayoría de quienes representan a las instituciones que, carcomidas, requieren personajes de una hechura muy distinta a muchos de esos que ahora están.

 

Sin rumbo, a la deriva, los barcos municipales cuentan con demasiados generales pero no tienen capitanes, con deudas que espantan, con demandas y problemas que requieren cirugías de un alto nivel de capacidad en las operaciones, encuentran bajísimos perfiles, analfabetismo total, desdén ofensivo y peor aún, voracidad y descomposición que disloca cualquier ilusión.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

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