Falsedades / Martín Quitano Martínez

Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.

Voltaire(1694-1778)

 

Metidos en las leyes secundarias, los senadores y diputados afines a ellas justifican sus votos en la idea de que a partir de las reformas aprobadas se darán los cambios que proporcionen a nuestro país la oportunidad de ser mejor, de transformarse en esa gran nación que todos queremos.

MARTINLos discursos tradicionales de ofertar todas las bondades desde los ámbitos del poder han sido escuchados, apoyados y resentidos desde hace ya muchos años, no solo por el sufrimiento que implica su demagógica condición sino por sus inocultables fracasos, abriendo una desconfianza mayor ante las ofertas ahora esgrimidas por los mismos de siempre, que han hecho de la simulación y la mentira un arte.

Los que “sabían cómo hacerlo”se vanaglorian de haber sacado adelante las reformas altamente cuestionables que nos abrirán las puertas del futuro promisorio, sobre la base de un esquema general de maniobra y vida institucional que no ha logrado mejorar y que incluso con ellos y sin ellos ha supuesto un mayor nivel de descomposición; la desgracia está allí.

En todo el país, la cultura dominante, esa que subyugante hace crecer fortunas desde la arbitrariedad, que burlona pisa con miedo y muerte la esperanza que provenga de modelos o vías alternativas, se regodea en manufacturar discursos que desde el poder se envían a una sociedad que mayormente los ignora y si no los observa pasiva e indiferente.

Acostumbrada a las falsedades de una clase política vil, nuestra sociedad incrédula y cansada tampoco se permite escuchar o apoyar otras palabras o  conocer otros caminos. Los golpes han sido demoledores a través de muchos años, los referentes son indefendibles, son numerosos y han conformado diques difíciles de evitar, por donde sea se observan, desde los suntuosos gastos públicos en actos privados, o desde las ineficiencias políticas, públicas y privadas que hunden a nuestro país.

La sociedad en lo general y sectores y grupos de todo tipo, han visto y palpado como las mentiras y las simulaciones cobijadas en la impunidad han destrozado nuestras oportunidades de desarrollo y brindado la reproducción de vicios y actitudes que han hecho del cinismo un modelo de comportamiento en el cual podemos todos ampararnos.

Lo sucedido en Veracruz con la iniciativa y aprobación de la reforma a la ley del IPE es una muestra entre muchas más de la violación de acuerdos, de los engaños y del cálculo de que no pasará nada. Escudados en su mayoría, los diputados que votaron a favor por comodidad personal, presupuestal y política, sin conocimiento mayor de dos o tres días de haberla recibido, tal vez incluso sin haberla leído, dieron muestra de genuflexión mayor ante un ejecutivo que se había comprometido a que de darse cualquier iniciativa se establecerían los acercamientos y los contactos con los directamente involucrados para consensuarla.

Nada de lo comprometido sucedió. Sonó y fue un albazo, nuevamente la mentira y la simulación, y detrás, los discursos de siempre con los mismos de siempre.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

El gran perdedor de la reforma energética: El equilibrio medioambiental.

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