Pagarle a los empresarios

Lino Perea Flores*

El día viernes de la semana pasada nos despertamos con la noticia de que para cubrir los adeudos a los empresarios de Veracruz, la Secretaría de Finanzas y Planeación de Veracruz, pudiera muy bien llevarle hasta seis años, por lo que muy bien cabría preguntar ¿Y la economía qué? Es imprescindible que los economistas cercanos al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le señalen que si sus colaboradores continúan menoscabando por omisión o ignorancia la conducción de la mico y macroeconomía, la capacidad de sustentación de la economía mexicana, es decir la capacidad productiva de México, puede provocar que este sexenio puede terminar en un desastre económico.

En los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado, muchos economistas del mundo estudiaron sus primeras lecciones en un libro introductorio de economía, para algunos ahora “neoliberal”, aunque en esos días ese término se desconocía con la connotación actual,  del autor Paul A. Samuelson, Premio Nóbel de Economía, licenciatura por la Universidad de Chicago, doctorado por la Universidad de Harvard y Profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien recibió múltiples doctorados honoris causa de diversas universidades alrededor del mundo, ocupando y asesorando una gran variedad de instituciones y proyectos.

Para dicho economista, la forma esquemática de hablar de un modelo económico era muy simple, un sistema de flujo circular entre productores que pagaban sueldos y consumidores que pagaban bienes y servicios, es decir una relación entre oferta y demanda agregada, donde unos individuos producían y otros compraban lo que el sistema circular económico generaba en el tiempo.

Se sofisticaba un poco, agregándole al “sistema o modelo”, otros componentes como el sector externo y el sector gobierno, más la capacidad de ahorrar e invertir excedentes en cada vuelta de producción. Cualquier agregado o consideración, se podía seguir incluyendo en el modelo inicial, hasta llegar a generarse los complejos modelos econométricos actuales; lo importante destacar, es que si no hay producción no hay consumo y por tanto no hay economía.

Lo último viene a consideración, porque para las actuales autoridades de Veracruz, el quebranto institucional que sus cuatro últimos gobiernos le han infringido a los particulares y empresas, por falta de pago a proveedores y contratistas, no implican un daño mayor. Cuando un servidor le increpó el miércoles pasado al Subsecretario de Sefiplan, Eleazar Guerrero, que si no hay recursos para cubrir los adeudos y que si no es por culpa de la nueva Administración, por qué a los que habían sustraído los recursos públicos no se les había enjuiciado; es decir, saber por qué no se les ha juzgado, encarcelado y recuperado lo sustraído para devolverlo. Si no hay recursos para pagarle a los miles de afectados, que ya se cuentan por miles, entonces quien les pagará.

La respuesta fue que todo era “por culpa de la Fiscalía”, porque “ellos”, las autoridades y funcionarios de la presente Administración, ya habían puesto las denuncias correspondientes pero que no se había actuado en consecuencia. Además, que no hay Ley que los obligue o una reserva presupuestaria para pagarles a los empresarios; mientras tanto: ¿Qué hace el Congreso al respecto? En síntesis, que se sigan aguantando los empresarios, aunque ya estén embargados, endeudados, quebrados, enfermos o fallecidos.

Lo preocupante de la autoridad federal, es que en tres meses pierda casi ciento setenta mil millones de pesos en la cancelación de un aeropuerto, donde ya se liquidaron treinta y cinco mil millones de pesos más lo ya invertido, pero también en la inacción de un bloqueo de trenes en Michoacán, donde se pagaron arriba de seis mil millones de pesos en treinta días, más que se perdieran casi treinta mil millones de pesos; pero por otros lados, por ejemplo en Veracruz, tarden años y pasen cuatro administraciones estatales públicas, para que todavía no se paguen adeudos de bienes y servicios prestados por un grupo de cien empresas, con montos que son del orden de los quinientos millones de pesos.

Por otro lado, también es preocupante la falta de comprensión técnica que priva en materia de adeudos institucionales por los gobiernos en turno, que a través de los Congresos, solo han reestructurado y reconocido los adeudos con los bancos, como si los acreedores de primera fueran los bancos y los de segunda todos los demás, a quienes no importa cuando se les pague.

Es innecesario utilizar falsos argumentos como “no hay dinero”, “no les quedamos a deber nosotros”, “fueron otros”, “Se pagará con los ahorros”, etc., ya que este razonamiento, solo propone soluciones parciales y pospone la solución total por años por venir a contratistas y proveedores. Se resalta el problema, se da la impresión que se avanza, pero se mantiene el problema. Lo señalé públicamente hace dos años y medio, hace un año y hace seis meses y lo vuelvo a reiterar.

La razón de que solo con un “Fobaproa Veracruzano”, se puede resolver de una vez y por toda esta problemática, es que es una solución de ortodoxia económica y de matemática actuarial financiera. Todos los países del mundo, España, Grecia y México, entre muchos, así la han resuelto siempre. De otra forma, no es posible resolverla. Empresas como Pemex y CFE, junto con la SHCP, también lo han hecho de esta manera. El problema no es de empresas fantasmas o de revisiones, ni de actualizaciones.

Se usa el término de “Ecuación de Valor” en matemáticas financieras, se consolida el monto total en una reestructura total de deuda, para resolver los montos con los intereses mensuales o trimestrales a redimir o saldar, más los pagos de capital que en este caso serán los pagos adeudados por grupos de acreedores, tal vez clasificados por rangos de liquidación, dada una tasa de interés fija, donde se calcula el valor presente neto (VPN), para traer todos los pagos que supuestamente se harán a futuro, pero que se pagarían hoy.

El crédito lo debe autorizarlo el Congreso del Estado. Así le hicieron con los adeudos bancarios, nadie salvo la oposición protestó, por lo que comenzaron a pagarles y ya les volvieron a prestar otra vez, pero no quieren pedir prestado para el pago a proveedores y contratistas, porque piensan que lo tienen que pueden pagar con recursos propios, con ahorros. ¿De dónde? Lo importante es entender que es un pasivo que al no pagarse perjudica a las familias, a los trabajadores y a la población empresarial, a los trabajadores. Que el daño económico, lo provocó el gobierno a los particulares.

Lo real es que el adeudo sea parte de un pasivo reconocido oficialmente y documentado por el gobierno, reconocido y firmado formalmente por el Congreso. ¿Por qué cuando se votó la última reestructuración de la deuda, no se incluyó a contratistas y proveedores y solo se documentaron y reconocieron las deudas con los bancos?

 Señores diputados y senadores veracruzanos: Rafael Hernández Villalpando, Héctor Yúnez Landa, Julen Rementería del Puerto, Ricardo Ahued Bardahuil, María del Rosario Guzmán Avilés, Gloria Sánchez Hernández, Indira de Jesús Rosales San Román Sánchez, Flora Tania Cruz Santos, favor de apoyar a los empresarios veracruzanos para cobrar este semestre adeudos de varios años.

En Veracruz, exigimos respeto a los empresarios y que si no nos pagan, por lo menos que nos den empleo o trabajo, por principio elemental de justicia. Para eso están los gobiernos.

Comentarios: linopereaf@yahoo.com

(*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.

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