ES LA ESTRATEGIA: ¿AMLO va por la revocación o la reelección?

Por Rodrigo López San Martín*

En un país en el que pocas veces los ciudadanos pueden sentirse empoderados frente a sus gobernantes, es natural que la idea de la revocación de mandato atraiga a la mayoría. Pero como siempre, el diablo está en los detalles.

Lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador presentó hace unas semanas no es una iniciativa de revocación de mandato como tal. La revocación de mandato debe ser una prerrogativa de los electores, no del ocupante del cargo; debe emanar de los ciudadanos a través de una moción de revocación y no puede estar circunscrita a una fecha establecida con años de anticipación.

Un proceso electoral, calendarizado años antes, para votar por terminar o extender el periodo de un gobernante, se llama reelección.

Pero más allá de términos, ¿qué riesgos trae consigo esta iniciativa?

Dos, principalmente: un Presidente en campaña y un Presidente en la boleta, en un proceso electoral ajeno.

Primero, tener un Presidente en campaña rumbo a un proceso agendado con más de dos años de anticipación metería a toda la toma de decisiones del Gobierno inevitablemente en una lógica electoral.

Lo anterior podría no sonar nuevo en nuestra realidad. Con o sin revocación, las decisiones gubernamentales suelen pasar por el filtro de la aceptación popular, especialmente alrededor de los procesos electorales. Lo nuevo es que el Presidente mismo sería el protagonista en esa boleta y, por lo tanto, la derrota no es una opción.

Segundo, que en el exceso de candidatos y ofertas que bombardean a los ciudadanos en las campañas, especialmente en el tercer y sexto año de cada sexenio, las contiendas electorales en México terminan definiéndose, en los hechos, por los aspirantes a los cargos más atractivos mediáticamente.

Si en 2018 AMLO arrastró a cientos de candidatos legislativos y locales que difícilmente hubieran triunfado sin él en la boleta, en 2021 este efecto se potenciaría porque no habría contendiente frente a él. Sería AMLO sí o AMLO no. No habría debates entre candidatos presidenciales, no habría spots, entrevistas, ni contraste de ofertas con otros aspirantes. 

La contienda sería entre el aparato de comunicación del Gobierno federal, frente a 300 campañas dispersas a diputados federales, con limitadísimas posibilidades de competir.

Por eso, es incuestionable que los 300 candidatos de Morena a la Cámara de Diputados aumentarían su potencial con AMLO en la boleta. Y, en la misma dimensión, crecerían sus posibilidades de mantener la mayoría en el Congreso e incluso alcanzar las dos terceras partes, con todo lo que eso significa hacia 2024.

Bienvenido el debate de nuevos mecanismos de participación ciudadana y rendición de cuentas. Pero abramos esta discusión de manera integral y pongamos atención al detalle. Construyamos reglas que perduren, no que respondan a un momento y personaje en particular.

Para esto, la revocación de mandato debe quedar blindada, para que sea sólo en beneficio de los ciudadanos; para que sea replicable a nivel estatal y municipal; y para que no contamine otros procesos que deberían ser independientes a la figura presidencial.

*Rodrigo López San Martín

Consultor y estratega político. Socio Director de la firma Agencia Pública. Ha asesorado a más de 30 candidatos y gobiernos en México y Latinoamérica. Ganador del Reed Award 2018 como Consultor Revelación.

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