Manuel Buendía, a 30 años de su muerte / Manuel del Ángel Rocha

Para Regina Martínez, por su  periodismo militante,

                                    comprometido con la verdad y la libertad.

El 30 de mayo se cumplen 30 años del asesinato del periodista Manuel Buendía Tellezgiron, donde casi todas las crónicas del suceso inician con la hora, el día, el ambiente y escenario del lugar donde ocurrió el crimen. Y también  concluye que el asesino material tenía conocimiento a detalle de los movimientos del periodista, autor de la columna  Red Privada,  que escribió hasta el día 29 de mayo, y publicó el  30 del mismo  mes de 1984, día en que fue asesinado por Rafael Moro Ávila Camacho, nieto del expresidente de los mismos apellidos, en un estacionamiento de la colonia Juárez, en pleno centro de la zona rosa en la ciudad de México.

EscribirEste es el primer asesinato de la narco política (como se le ha llamado), de un periodista  notable, de renombre, referente de verticalidad y valentía en el ejercicio de su profesión. No está por demás señalar que Manuel Buendía fue maestro por más de 30 años en la escuela de periodismo Carlos Septién, y también  en la carrera de Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde en más de una ocasión, aquel  estudiante de Ciencias Sociales, de manera libre, ávido de embeberse de los maestros que siempre  daban cátedra, asistía a su clase que impartía   los martes o jueves de cada semana.

A partir de este hecho la opinión publica nacional se entera de como el narcotráfico tenia  infiltrado al gobierno, en particular a los jefes de las corporaciones policiacas, desde donde se conoce el movimiento de los capos y las regiones que controlan. Son los tiempos de Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca “don Neto”, que comandan la siembra y el trasiego de la droga  en la zona de Guadalajara, la costa del Pacifico y prácticamente en todo el país. Del cártel de Guadalajara,  Buendía Tellezgirón poseía información fidedigna, producto de un voluminoso expediente secreto, que tenía en su poder, e involucraba al director de la extinta Dirección Federal de Seguridad José Antonio Zorrilla Pérez, al entonces Coronel Mario Arturo Acosta Chaparro, pero también el dossier señalaba a otros funcionarios de Gobernación,   a familiares del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, a miembros del Ejército y al mismísimo titular de la Defensa Nacional, General Juan Arévalo Gardoquí. Lo trascendido evidenció que el cártel de Guadalajara había triangulado recursos con  prominentes banqueros de BANCOMER y BANAMEX, para  comprar en Colima el fraccionamiento “Las Hadas” y regalárselo a familiares cercanos al presidente  de la Madrid Hurtado. Posteriormente corrieron versiones de que el verdadero asesino había sido un coronel que murió acuchillado  en  Zacatecas. Por la investigación  realizada, en la sociedad cobro fuerza  la hipótesis de que se trataba de un crimen de Estado.

De los aludidos, la autoridad concluyó que el autor intelectual del magnicidio fue José Antonio Zorrilla, quien  huyó a España que al regresar fue aprehendido  5 años más tarde, el 13 de junio de 1989, en su domicilio de lomas de Chapultepec, por el entonces procurador General de la República, el veracruzano Ignacio Morales Lechuga.  Es también conocido que el 19 de febrero del 2009,   después de 19 años de prisión el inculpado Zorrilla Pérez  fue puesto en libertad condicionada, cuando su condena era por 35 años de prisión. Fue aprehendido nuevamente y liberado. Libertad que  se le atribuye al grupo Hidalgo (Osorio Chong-Murillo Karam), dada su origen del estado de  Hidalgo, del municipio de Zimapan,  donde ya había sido diputado federal y presidente del Comité Estatal del PRI, así como secretario de gobierno  con Guillermo Rossell de la Lama.

El objetivo de traer a la memoria a personajes de la talla de Manuel Buendía, es reconocer a los  cientos de periodistas que han pagado con su vida por el valor de denunciar la colusión existente entre el gobierno y las mafias de las drogas, que ha a 30 años de su irrupción,  han ampliado sus giros criminales de manera masiva, como el secuestro, la extorsión, el plagio,  la trata de personas,   el tráfico de órganos,  y el ajusticiamiento. Porque si hace treinta años solo un sector social era el más afectado, hoy sin distingo de posición económica, la principal clientela y victima, es la población en general. Si el asesinato de Buendía fue para callar una voz, su ejemplo crítico ha convocado a cientos de periodistas independientes a seguir su ejemplo, que dada la connivencia gobierno-cárteles, muchos en cumplimiento de su profesión,  han pagado con sus vidas, donde decenas  de ellas permanecen en completa impunidad.

Solo  en este sentido  se entiende como jueces y ministerios públicos han hecho grandes fortunas,   al liberar a personajes siniestros, confesos de participar en  actos lesivos para docenas de mexicanos,  que en el  gobierno de Miguel de la Madrid, cobraron notoria propagación. Con Carlos Salinas de Gortari, el crecimiento desmesurado de esta actividad fue detonante para que incluso el hermano de éste, Raúl, en el sexenio  de Ernesto Zedillo  fuera encarcelado,  y liberado durante el gobierno  de Fox. En 2004, siendo gobernador del estado de México, Arturo  Montiel  Rojas, otro hermano del expresidente Salinas,  Enrique,  fue ultimado en Huixquilucan, éste identificado como  el cerebro financiero de su hermano Raúl.

Pero el colmo para la justicia mexicana es saber que la población mexicana conoce  la movilidad y lugar donde se ubican los grupos y lideres de las mafias, menos los responsables de impartir justicia,  Esta pandemia se ha extendido a los lugares más recónditos del suelo nacional, de la mano de autoridades locales, con  la  colusión y complacencia del mando judicial sin querer ejercer su responsabilidad.

En Veracruz, el grupo de Periodistas sin Fronteras ha documentado por lo menos la muerte de una docena periodistas, que con valor detallaron los nexos de  ex funcionarios y personajes locales,  con el cártel del Golfo o los Zetas. Ello  les costó la vida, sin que a la fecha se haya hecho justicia. La impunidad, es  el sello característico por  los resultados de esas investigaciones. La ligereza, así como la gula desmedida por el poder y el dinero, han acelerado la simbiosis narcotráfico-gobierno-narcotráfico, que dan por consecuencia el actual estado de cosas;  más violencia, más inseguridad, más secuestros,  en Veracruz, como en todo el país.

 Don Manuel Buendía Tellezgiron,  emulo del periodismo  de Francisco Zarco, vigente,  que por su valor, es digno  merecedor de un recuerdo vivo, perenne. Honrar, honra.

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