La era digital (última parte) / Lino Perea Flores

En la Sociedad Abierta y sus Enemigos, el profesor austriaco Karl. R. Popper distingue entre el origen de una sociedad “cerrada” de origen tribal y una “sociedad abierta” producto de la necesidad del hombre de ser libre, donde se distingue la libertad del hombre para discernir sus derroteros de vida, mientras no se le sojuzgue; todo dentro del contexto del mundo europeo de la post guerra, que todavía no se había recuperado de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, donde subyacen como un estigma humano en la mente del autor las ingentes persecuciones de los nazis, más la necesidad de establecer una nueva sociedad donde no se persiga por razones de raza o credo. Es así como el mundo que se mueve en un continuo, donde las teorías y las nuevas tecnologías cambian radicalmente el quehacer cotidiano, que al igual que en el mundo popperiano, una vez más se forjan los destinos del hombre, con un afán de libertad rebelde con nuevos sistemas de vida, donde la censura solo se permite bajo ciertos supuestos.

Este es el contexto en que se vislumbra la era del conocimiento o la era digital, que como ya se reiteró comienza a transportarnos a un nuevo mundo, donde los acontecimientos de la realidad virtual, han devenido en diversos comportamientos en la ya denominada sociedad de la información o del conocimiento. De esta manera, los procesos de producción se transforman y causan un gran impacto tanto cultural como del comportamiento humano. Así vemos por ejemplo, que las líneas de producción son manipuladas desde ordenadores electrónicos y a gran distancia, con las máquinas recibiendo órdenes de las máquinas. Le permiten a la raza humana incrementar exponencialmente la productividad de los procesos de producción, donde los robots trabajan incansablemente para quienes las programan, Es la revolución digital de los siglos veinte y veintiuno.

Desgraciadamente esta revolución digital no solo se utiliza con fines pacíficos o en el mejor de los casos, con fines militares pacíficos de disuasión, pero sí encuentran eco en aquellos que canalizan la  su descontento con actos de lesa humanidad, como acabamos de ver con los dos aeroplanos de la línea aérea Malasyan Airlines, que uno desapareció recientemente en los confines del Océano Indico y nada se sabe hasta ahora de sus 239 pasajeros y de su tripulación de abordo, mientras que el otro fue derribado ayer en el este de Ucrania con 298 pasajeros de abordo, por sofisticado armamento de misiles guiados que dan cuenta, de una crueldad que nos hace recordar a Popper y la sociedad abierta con sus enemigos por doquier.

Por otra parte el carácter sinérgico exponencial de las nuevas tecnologías del conocimiento, acerca el mundo y a las civilizaciones que en ella habitan, haciéndoles perder su capacidad de autogestión y conectándolos en un abrir y cerrar de ojos, como no era posible hasta hace veinte años, que permiten la multidisciplinariedad como no se había gestado hasta hoy. En el quehacer cotidiano, las tecnologías de la información no solo conectan a la gente entre sí, si no que a través del lenguaje binario se han encontrado ya miles de aplicaciones para entablar las relaciones entre los hombres y las máquinas; ahora este lenguaje binario permite con los ordenadores y la nube, rapidez y capacidad casi ilimitadas de almacenamiento y manipulación distribuida de la información, en tiempo real de un lado del mundo al otro, con miles de millones de datos manejados en cada instante, a todas horas, todos los días.

La sociedad abierta con sus enemigos solo podrá contenerlos en un mundo como el actual, donde cada vez la privacidad se respetará menos y la información de todo y para todos, será cada vez más accesible y cercana a nosotros. Lo importante es que haremos con ello. Por lo pronto la Revolución Digital ya nos alcanzó.

Comentarios:   perealino@yahoo.com.mx  (*)Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.