Una vez que se hayan aprobado las leyes secundarias en materia energética, adicionalmente a las ya aprobadas en telecomunicaciones, se espera que comience una nueva etapa de transformación de los procesos productivos de México, que se deben materializar en mejoras sustanciales para la población y redundar en mejores niveles de bienestar, en virtud de ser la culminación de una espera que ya ha tomado varios años, que ha generado en la población grandes expectativas.
Por ejemplo, se espera que se cumpla que con el tiempo los precios del gas, de las gasolinas y la electricidad tiendan a bajar o por lo menos que se estabilicen en los años por venir, ocasionando con ello menores costos para los ciudadanos y para los sistemas de producción al pagar los mexicanos insumos más baratos, lo que debe impactar positivamente nuestros bolsillos y volvernos más competitivos.
Son diversas las disposiciones legisladas en el Congreso de la Unión, que en conjunto buscan que las reformas estructurales aprobadas, por ejemplo en el sector eléctrico, requieran que este sector establezca una serie de medidas y ajustes en cuanto a la generación, trasmisión y distribución, de la electricidad que se consume en México, que derivarán en una serie de medidas como es la creación de un Centro Nacional de Control de la Energía (Cenace), que será un organismo operador independiente de la actual paraestatal CFE, que entre otras de sus funciones permitirá la generación privada de energía, además de regular el acceso a las nuevas redes de trasmisión privadas que pudiesen formarse. Pero este es solo un ejemplo de innumerables medidas que requiere la nueva estrategia nacional.
En materia de telecomunicaciones, lo que buscan las leyes secundarias es complementar la reforma estructural promulgada en 2013, que promuevan la competencia y que permitan combatir las prácticas monopólicas que se han venido generando a lo largo del tiempo, en este sector. Sin embargo, este es solo un comienzo ya que para algunos partidos en el Senado, no se lograron las reformas al cien por cien, ya que en su visión quedaron algunos aspectos que beneficien por ejemplo al consorcio televisivo más importante del país, que debilitarán el actuar del nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones.
Un ejemplo de los beneficios inmediatos de una reforma estructural como las que se han aprobado, es por ejemplo en materia de telecomunicaciones, donde se elimina a partir del primero de enero del 2015, el cobro del servicio de larga distancia en territorio nacional, en telefonía fija y móvil; está sola modificación en el cobro del servicio de larga distancia, redundará en un ahorro con un beneficio para los usuarios, al precio de las tarifas actuales, del orden de los veinte mil millones de pesos anuales.
Otro beneficio adicional al descrito, es que se obliga a las empresas telefónicas a proporcionar en un plazo máximo de 24 horas, la portabilidad numérica del número de un usuario de una compañía a otra; en prepago la consulta de saldo, será gratuita y tendrá una vigencia de un año y no de dos meses como hasta ahora se exigía; además se les exige a las compañías la reparación del daño por fallas y cargos indebidos; por otra parte, los canales de televisión deberán tener subtítulos y traducción en lenguaje de señas. Estas y muchas otras modificaciones son la materia de la reforma estructural en telecomunicaciones.
En las siguientes entregas, seguiremos reseñando algunos de los aspectos más relevantes de las reformas estructurales con sus leyes secundarias, que aunque llevaron su tiempo, de todas formas habrán de generarle beneficios importantes a la población. La idea además de su descripción, es la de discutir su impacto en la economía de México y los mexicanos.
Comentarios: perealino@yahoo.com.mx (*)Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.
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