En política, la forma es fondo, decía el ideólogo del PRI, el tuxpeño don Jesús Reyes Heroles. Por ello, ya sea en público o en privado, muchos políticos le dedican mucho tiempo a las formas; al saludo, al elogio, al clima, al horóscopo, o a la vida de la farándula. Muchos porque carecen de profundidad, pero otros lo hacen como método. En Veracruz parece que la dicotomía de los términos es indistinto, o de plano aquella máxima de un conocedor del sistema político mexicano, es inaplicable para el proceder del gobierno. Pero de la mano de lo anterior está el mundo de las relaciones entre las naciones, que descansan en acuerdos internacionales o multinacionales. Se apoyan en primera instancia en la forma, para después pasar al fondo, y le ponen el nombre al Tratado de acuerdo al tema; de comercio, de extradición, de estupefacientes, de migración. Previo a ello, se entablan conversaciones y se fija una agenda, donde las partes, designan a un grupo que va asentando los acuerdos. De las reuniones saldrán estrictos protocolos que guiaran el evento para cumplir al pie de la letra.
Hago el anterior preámbulo, para evidenciar el inocultable resbalón, que en el momento cumbre de la inauguración de los juegos Centroamericanos y del Caribe, y posterior a que el gobernador Javier Duarte diera la bienvenida a las delegaciones correspondientes, el presidente da la ODECABE, Héctor Cardona, al terminar su intervención, nunca tuvo entre sus tarjetas, y no supo además, el nombre de Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, quien acudía con la representación del primer mandatario Enrique Peña Nieto. Pero tampoco el gobernador tuvo la atingencia, para resolver en ese momento, la impericia de sus empleados que omitieron el punto más importante del evento, para él, él reconocimiento a su jefe, el presidente de México. Vamos, ni al maestro de ceremonias se le “ocurrió” corregir el desatino. La ineficiencia, la incapacidad o inexperiencia a tope.
Y aunque los medios magnifiquen la grandeza de la inauguración, que no se niega, el desliz no pasó desapercibido para la clase política, porque la negligencia va dirigida al Jefe de las instituciones del país, del Presidente de la República. Pero si me apuran, y queremos cubrir al gobernador, además de no ser mal pensados, y “alguien” le hizo la travesura, intencionada, al Secretario de Gobernación, pero quién es el responsable?, porque si con alguien debe de estar bien Javier Duarte, es con el segundo del timón del barco mexicano, Miguel Ángel Osorio Chong.
En otros tiempos, este desliz le costaría de inmediato el trabajo al más eficiente, o al más encumbrado de los empleados. Pero sumado lo anterior, no todo es miel sobre hojuelas para los organizadores del evento deportivo, porque por carecer de las instalaciones adecuadas, no se desarrollaron siete pruebas. La justificación oficial es que no se inscribieron suficientes atletas. En plática con deportistas costarricenses, algunos tuvieron que regresar a su país porque les informaron que no había competidores en sus ramas, cuando lo que no había eran instalaciones adecuadas para sus especialidades.
Pero regresando a la equivocación, para el gobernador es un punto menos, cuando trasciende a la opinión pública que de los Pinos no hay empatía para Veracruz; no hay “química”. Para la aldea se sigue mostrando lo que siempre se ha visto; no hay oficio, no se ha asimilado el camino recorrido, y lo poco que trasciende, es lo expuesto, lo evidente, el fondo. No hay fondo, solo oquedad. Y aguas, porque a principio de diciembre tendremos la Cumbre Iberoamericana, donde asistirán 22 Jefes de Estado y Gobierno, no vaya a ser que se la apliquen en vivo y directo al presidente Enrique Peña Nieto, y entonces sí, tendremos al interino por dos años, que tanto les urge en palacio de gobierno.
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