De Palacio municipal… a Palacio de Gobierno / Rodolfo Herrera

Entre las tantas preocupaciones que pudieran llegar a tener los que gobiernan, sin duda alguna la que más atormenta es quién habrá de sucederlos en el trono, peor aún si la oposición amenaza con desbancar al partido en el poder, por ello la clave está en encontrar al sucesor idóneo que garantice tranquilidad, continuidad y además que gane las elecciones, tarea nada fácil.

ESCRITOR     Desde siempre y de todos los partidos, los gobernadores actúan como virreyes, no falta quien se desvive por ser el primero en darle los buenos días al señor, festinar sus chistes, cruzar comentarios, adular sus últimas decisiones, ganarse la oportunidad de pertenecer al selecto grupo de colaboradores a quienes el mandatario escucha con atención, mejor aún, si la confianza ganada llega al grado de ser considerado como uno de los sucesores.

Los días pasan y mientras el periodo se hace más flaco, el gobernante tiene que encontrar al sucesor idóneo, el que reconozca que ahora gobierna gracias a que ahí lo dejó su antecesor, el que ocupará la misma silla, el que no buscará deslindarse a la primera, el que encontrará y absorberá con lealtad los errores administrativos, el que no verá a sus excompañeros como sombras del pasado, el que le dará continuidad al proyecto.

Los gobernantes saben que justificados en que “no es nada personal porque así es la política”, hasta sus propios ex colaboradores ya no querrán saber nada de él, para quedar bien con el que llega soltarán los secretos vividos en esas oficinas públicas día y noche, lo verán llegar de visita y harán como que no se dieron cuenta que ahí estaba pese a escuchar su inconfundible voz, los mismos que antes recibían la llamada telefónica del jefe como la mejor melodía para sus oídos harán escarnio de su ausencia, es ley de vida en la administración pública.

Y es que los gobernantes saben perfectamente que los políticos obedecen a patrones de conducta de extrema deslealtad y su principal trofeo es la traición, en busca de la corona jurarán amor eterno, pero a final de cuentas intentarán dejar su propio sello, lejos de quien le brindó la oportunidad de alcanzar una meta que debiera ser para ciudadanos de probada honradez y eficiencia.

Así le sucedió al presidente priista Carlos Salinas de Gortari después de designar a su sucesor Ernesto Zedillo Ponce de León, cuyas primeras acciones en enero de 1995 fue despedazar al grupo compacto salinista, despojarlo de sus aspiraciones de dirigir la OCDE y deslindarse de los hijos de Agualeguas. Lo mismo vivió el presidente panista Vicente Fox con su sucesor también del PAN Felipe Calderón.

Lo mismo ocurrió con el ex jefe de gobierno capitalino Marcelo Hebrard que ahora llora su decisión de haber dejado en la silla a su Procurador Miguel Ángel Mancera; antes Marcelo ya habría hecho lo mismo con Andrés Manuel López Obrador y este a su vez con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

La política es de deslealtades, por ello en la ciudad de Veracruz el panista Julen Rementería del Puerto acabó deslindándose de la enorme sombra que le hacía la imagen del ex alcalde Francisco Juan Ávila Camberos que lo invitó a participar en el PAN, lo mismo hizo con su antecesor José Ramón Gutiérrez de Velasco, este último ahora en el PRI.

Con esos antecedentes la tarea de buscar al sucesor idóneo se complica y en el estado de Veracruz las señales desde el inicio fueron claras hacia el ex alcalde de Tuxpan Alberto Silva Ramos “El Cisne”, quien como jefe de presa del gobierno abrió la puerta a la más grande ola de críticas que haya tenido la entidad.

Sin embargo, otros apostadores se perfilan en la lista sin importarles que el asunto sea de dos años, el privilegio de gobernar los anima y si les preguntaran si estuvieran dispuestos a darle continuidad al proyecto duartista, son capaces del perjurio tras haber puesto la mano en las sagradas escrituras.

El tema es ampliamente conocido y discutido, el perfil de lealtad no se estudia en las prestigiosas universidades extranjeras donde son becados los políticos, no lo pudieron aprender en Madrid, en Yale, en Cambridge, en Harvard, simple y sencillamente la lealtad es uno de los sentimientos que se aprende desde los primeros años en la humildad del seno familiar, o dicho en otras palabras, para ser leal hay que tener madre, los políticos lo saben pero lo desechan pronto como algo que estorba para avanzar.

Hoy en la lista de suspirantes se incluyen todos y los nombres que compiten con el Silva van y vienen, como el de Jorge Carvallo, Adolfo Mota de quien se dice ha sido capaz de esconder excesos como los Deantes, total, incluirse en la lista también es una forma de amarrar posiciones.

A esa posibilidad tampoco escapa el alcalde priista de Veracruz Ramón Poo Gil que ha caído bien en la clase política y goza de las deferencias de los más allegados de Casa Veracruz, eso lo detectaron de inmediato sus más cercanos colaboradores y ya recibe asesorías gratuitas de quienes se visualizan cambiando de oficinas brincando del palacio municipal a palacio de gobierno. Al alcalde porteño la plática no le desagrada y enrojece cada que lo definen como “el más viable” para darle una cara nueva a la sucesión, con el argumento de que es un empresario bien visto por la sociedad.

Decía el recién fallecido periodista Julio Scherer que la adulación es un veneno al que los gobernantes sucumben con frecuencia.

La tarea no es sencilla, por ello encontrar al sucesor idóneo será un tema que culminará en cuanto los sectores del PRI se reúnan, para repetir la orden de sumar fuerzas en torno a la figura de en quien confiarán el futuro del priismo y la continuidad de la clase política en el poder.

NADIE SE SALVA

Es una vergüenza que una vez salidos los nombres de quienes podrían ocupar las candidaturas a diputados federales por todos los partidos, el juicio popular indique que ninguno se salva del desprestigio. La primera es la ex diputada priista Anilú Ingram Ballines a quien le publicaron sendas fotos firmando ante notario los compromisos que debió cumplir en el congreso local y que por cierto dejó votados para buscar otro cargo. La otra es la regidora panista Gabriela Ramírez a quien los propios panistas no la bajan de traidora y vende patrias tanto a ella como a su marido el ex convicto por fraude a señoras de la tercera edad con programas de Sedesol Antonio Illescas Marín. ¿Y sus partidos? Ni el dirigente del PRI Alfredo Ferrari Saavedra ni el dirigente del PAN José de Jesús y de los santos remedios Mancha Alarcón no dicen nada, se han quedado callados avalando a los que pudieran llegar a la cámara para vivir como reyes a costa de este país.

Comentarios a: vivirenelgolfo@gmail.com

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