A principios de los noventa, el concepto desarrollista sostenía que los países con mayor progreso económico, eran menos proclives a la corrupción. Que si las naciones mas atrasadas, alcanzaban los quince años como nivel general de educación, con un PIB per cápita, de veinte mil dólares al año, lenta y sigilosamente el flagelo de la corrupción desaparecería. La tesis era sencilla, a mayor pobreza y analfabetismo, mayor la pudrición. Años más tarde, esta percepción haría agua, y se llegaba a la conclusión que no era más corrupto aquel más desarrollado, sino a la inversa, son desarrollados los países que son menos corruptos. Esto es, avanzan más las naciones o pueblos que menos porquería contenga en sus estructuras y gobiernos. Quienes menos practicas fraudulentas hagan en su ejercicio de gobierno.
Con lo anterior, me viene a la memoria aquel jalón de cobija que el hijo del cacique empresarial, del mismo nombre, Claudio X. González, ex presidente de la Fundación Televisa, y en ese momento presidente de la Fundación Mexicanos Primero, hizo al gobierno del estado los primeros días del mes de marzo del 2014, endosando a la sub secretaria de Educación Básica, Xóchitl Osorio, el desvío de más de seis mil, cien millones de pesos, detectados por la propia Auditoria Superior de la Federación. La exhibición fue espectacular. Ya no fue un adversario de la aldea quien le espetaba en la cara al gobierno de Javier Duarte, que sus muchachos se doctoraban en corrupción. La inmundicia oculta, clandestina, era mostrada por un personaje con derecho de picaporte en los Pinos. Veracruz era el estado con mayor cantidad de dinero destinado para la educación, pero desviado para fines confesos, solo entre Edgar Spinoso, Oficial Mayor de la SEV, Gabriel Deantes, Sub secretario de Administración y Finanzas de SEFIPLAN, y probablemente el propio gobernador Javier Duarte, que semana mas tarde los removería de sus puestos, pero hoy los reivindica: el primero, candidato a diputado federal por Martínez de la Torre, y el segundo como flamante Secretario de Trabajo y Productividad del estado. Ilusos quienes pensamos que la moral individual, va de la mano de la moral pública. Donde los funcionarios, sin aparente conexión con Judas, no se conmovieron por la delación, la prevaricación, o venta de su dios con el beso en la mejilla, sino por lo pírrico de las treinta monedas recibidas, que los llevaron directos al escarnio público (lo bueno que fue temporal). Estos (es su justificación), apenas efímeros mortales, con una estéril moral individual, nada pedían a Herodes aliado del imperio romano, con una moral pública, expuesta a cielo abierto, que no ruboriza al gobierno del estado.
Y para cerrar la pinza, porque es necesario que la opinión pública conozca a quienes nos gobiernan, y se contribuya a la transparencia gubernamental (también una aspiración), me detengo en un colaborador del primer círculo del gobernador Javier Duarte; Juan Manuel Del Castillo González, que hoy despacha como sub secretario de Administración y Finanzas. Si por Duarte fuera, del Castillo seria presidente de la República., pero éste no ha podido ganar ni diputación local, ni federal, y creo tampoco la alcaldía de su natal Córdoba, pero sí ha circulado por los puestos inmediatos y de mayor confidencia del gobernador. En su derredor también hay cordobeses, de toda su confianza, que en su nombre, con el aura relumbrante, imantan el tráfico de influencias, sin que le pidan nada a los del primer círculo. Resulta que Roberto Rosario Gadea Moreno, quien de acuerdo a la circunstancia se ostenta como asesor, Jefe de Atención Ciudadana del gobernador, o estratega político de Del Castillo, ha sido denunciado ante el Ministerio Publico, por el delito de fraude, mediante la causa penal 04/15/2015, al haber despojado de $ 350,00.00 (trescientos, cincuenta mil pesos 00/100 MN), al Ing. Cruz Romero Carmona. Amparado en el poder de Juan Manuel del Castillo, Roberto Gadea, “ofreció” sus servicios para reducir en un 50% el monto una fianza (Afianzadora ASERTA SA de CV), ante el Procurador Fiscal Juan Manuel Corral Verdugo, afirmando que el funcionario era amigo de su “patrón” (del Castillo), y se apoyaría en esa relación para lograr la disminución. La cantidad le fue suministrada mediante tres depósitos, sin que estos llegaran a las arcas de la tesorería estatal. Al verificar la ausencia del pago, el afectado se entrevisto con el Procurador Corral Verdugo, quien le informo que desconocía la existencia de Gadea Moreno, lo que motivo al estafado, a presentar la denuncia por el delito de fraude, que se configura mediante un convenio ficticio, simulación de un contrato, estimular el engaño, obtención de lucro indebido, abuso de confianza, aprovechamiento del error, y las que resulten. Así se las gastan los empleados, mientras los “patrones” exhiben la grandeza de su pobreza, mucho dinero, poca moral individual y lo peor, ínfima, o inexistente moral pública, que además, para ser ciertos, no les interesa la opinión de la ciudadanía, bueno, veremos el primer domingo de junio.
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