Veracruz desde hace doce o quince años, está en el concierto de las notas periodísticas que escriben sobre la corrupción de sus funcionarios, pero en su defensa hay que agregar que no es privativo de su condición, porque en México, quien encabeza ese linaje, es el presidente y su “Casa Blanca”, así como su círculo más cercano. Lo último a nivel nacional e internacional, es la cantidad de escándalos que han destapado el New York Times, y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que publicaron y filtraron en los diarios más importantes del mundo, los nombres de los clientes del banco HSBC de Suiza, que han hecho depósitos millonarios, en dólares, pero evadiendo impuestos en su país de origen. Entre ellos por supuesto, muchos mexicanos. Desde la compra de departamentos lujosos en la gran Manzana de Nueva York, la red de funcionarios, industriales, artistas, deportistas y especies que se tazan en dólares, y que utilizan los bancos de Ginebra Suiza, para lavar dinero, hasta los fraudes al erario público, de los hermanos y familiares del ex gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero.
En Veracruz, lo de antier, que está en boca de todos, es la escandalosa fortuna que amaso durante su estancia como Coordinadora de Comunicación Social, Gina Domínguez Colío, pero que en boca de quien supuestamente está detrás del poder en el estado, el ex gobernador Fidel Herrera, está bien, se puso lista, no hay problema. Hoy se adjudica ser la propietaria de tres estaciones radiofónicas, varios restaurantes en Xalapa, y un periódico de circulación estatal, impreso con maquinaria y tecnología de punta, que con mucho, es de mejor calidad, que el mejor que se edita en Veracruz.
En Tuxpan, un diario local filtra que el ex alcalde, y ex Secretario de Desarrollo Social, Alberto Silva Ramos, siendo Coordinador de Comunicación Social, mediante oficio dirigido a la Secretaría de Finanzas y Planeación, solicita que coadyuve para que se liquide, e indemnice a su persona, por haber sido durante siete meses titular de la SEDESOL. El ahora precandidato del PRI a la diputación federal por ese distrito, y aspirante a la mini gubernatura de dos años, también apela a la Dirección de Administración de la SFIPLAN, para que se finiquite el adeudo a dos de sus empleados incondicionales; su Tesorero en Tuxpan y Jefe de la Unidad Administrativa en la SEDESOL, Humberto Pérez Benítez, y a Elsa Laura León, Secretaria Técnica en Tuxpan, y Particular en SEDESOL. El tráfico de influencias en su máximo esplendor. Impudicia en pleno día, y a todo color.
Este tipo de conductas, son las que prácticamente han distinguido a la actual y anterior administración. Una voracidad insaciable por amasar fortunas, y hacer negocios con el mínimo o máximo del presupuesto, municipal, estatal o federal. No dejan centavo, ni títere con cabeza. La gula por el poder y el dinero son imparables. De la administración de Miguel Alemán para acá, es una práctica infalible, casi patológica. Con unas leyes a modo, o para ser precisos, sin la mínima aplicación de ellas, el único compromiso de estos personajes es con su grupo, y su avaricia, sin importarles el deterioro de las condiciones de vida de la población.
En una crónica del incipiente México pos revolucionario, un periodista escribió que al presentar las cartas credenciales, el nuevo embajador de España en México, sentado a la derecha de Álvaro Obregón ministro de Guerra (sin el brazo derecho), e izquierda de Cándido Aguilar, Secretario de Relaciones Exteriores (yerno de Carranza, con la mano izquierda semiparalizada), y en frente, el presidente Venustiano Carranza, de pronto, el diplomático español palidece, y exclama, ¡me han robado el reloj, de oro y brillantes, un recuerdo de la familia!. Me han robado mi reloj, me han robado mi reloj,…esto no es un gobierno, es una cueva de ladrones, así se la pasa durante la ceremonia. Al terminar el evento, don Venustiano se acerca al español, y con aire grave y venerable, le entrega el reloj, “Tome y cállese de una vez”. El diplomático español no oculta su asombro, “como pudo, si no estaba a mi lado, sino enfrente, a metro y medio”. Y con admiración le proclama, señor presidente, por algo lo llaman a usted, “el Primer Jefe”.
En aquel México de caciques, terratenientes, caudillos, la ley la hacían a su antojo. Solo su verdad valía, porque no había rendición de cuentas, solo intereses personales. Pero hoy con todo y reformas estructurales, la corrupción sigue siendo la vergüenza que no ha sido erradicada, por el contrario, en Veracruz y México esta vivita y coleando. No solo representa un problema ético y moral, sino también económico, porque cuando los programas sociales son desviados, los beneficios no llegan a las familias más vulnerables. Benefician no solo al “Primer Jefe”, sino también al segundo, tercer y cuarto. Solo póngale nombres y apellidos, que tanto a los primeros, como a los segundos y subsecuentes, los conocemos, y muy bien.
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