El peor escenario / Lino Perea Flores

LINOPara algunos especialistas ya nos encontramos en el peor de los escenarios económicos que se habían previsto, ya que los indicadores y las señales así lo manifiestan; en primer lugar, se tiene una moneda con una paridad cambiaria que todos los días parece fortalecer al dólar estadounidense y debilitar al peso mexicano; en segundo lugar, una reforma fiscal que no cuaja y que al paso que vamos recauda menos y su efecto se vuelve nugatorio para los ingresos públicos; en tercer lugar, con los precios mundiales del petróleo a la baja, en México la gasolina Magna tiene un sobreprecio de seis pesos por litro, con respecto al precio en Estados Unidos, lo que cada vez nos vuelve menos competitivos; en cuarto lugar, la fuente de recursos tradicional de México, las ventas por las exportaciones de crudo, dejaron de ser una fuente confiable de ingresos y los presupuestos públicos son deficitarios; en quinto lugar, los recortes presupuestales anunciados y el que siga o los que seguirán, son anuncio de menos inversiones públicas y mayor desempleo. En síntesis, la tasa de crecimiento económico de México, no va a despuntar pero se va a contraer.

Lo bueno de un escenario de estas características es que como diría el clásico, solo podemos ir hacia arriba porque ya tocamos fondo. En este sentido, tendremos que alentar y acelerar medidas correctivas también de fondo; si el consumo ha disminuido, tendrá que reactivarse a través de mejores proyectos acompañados de una mayor creatividad; si los recortes al gasto han aumentado, habrá que racionalizar los remanentes con una política de hacer más con menos, para que a mediano plazo tiendan a disminuir o desaparecer; si el desempleo se dispara, porque el crecimiento económico  sigue disminuyendo paulatinamente, habrá que crear nuevas fuentes de trabajo con incrementos en las inversiones privadas, en sectores clave que generen divisas como por ejemplo, el turismo; si el sector exportador, sobretodo el de las manufacturas guardan su dinamismo, deberán en el corto plazo ser suficientes para estabilizar la caída de nuestra moneda, por lo que un camino de coyuntura es acelerar las exportaciones de toda la economía, mientras se fortalece ahora sí el mercado interno; si se estabilizan los efectos de los precios del petróleo, habrá que procurar que las inversiones dentro del sector energético y de telecomunicaciones se consoliden, ya que entonces, las inversiones comenzarán a tener un efecto decisivo y rápido en la recuperación económica de México; de esta manera, hay que alentar y promover las inversiones productivas.

Si por otro lado se ataja la violencia, se comenzará a recuperar la confianza y volverán las inversiones nacionales y extranjeras; si la corrupción y la impunidad se atacan sin tregua, la población mexicana hará sin duda su parte, para recuperar a México; si hay un cambio en actitudes para volver a un sistema de valores supremos, la población mexicana pasará de la indiferencia al engrandecimiento del país; en síntesis y parafraseando a Rudyard Kipling, el mundo y sus sagrados frutos serán de nosotros otra vez. No podemos bajar la guardia.

En esta empresa es muy necesario que los funcionarios públicos de todos los niveles de gobierno, entiendan que gobernar no significa que puedan  sustituir a los protagonistas del desarrollo de México, ya que esta función le corresponde a las fuerzas productivas de la sociedad mexicana. Por este motivo, los primeros deben ser los facilitadores, difusores, promotores o impulsores del desarrollo, en los tres niveles de gobierno y dirigir al país, en la dirección correcta, apuntalando a México con obra de infraestructura, porque es ingenuo pensar que quien depende de los impuestos de la población, pueda sustituir la capacidad productiva de la misma.

No obstante, el peor de los escenarios parece que ya está con nosotros, pero todo indica que en este entorno recesivo mundial, México es un país privilegiado. En el pasado, hemos vendido nuestro petróleo como materia prima pero no como producto transformado; hoy, ni siquiera producimos gasolinas y el presupuesto público lo tenemos petrolizado; de esta manera, hemos subutilizado los recursos no renovables y nadie pensó que llegaría el día en que se agotarían los mismos; en esta lógica y aceptando esta situación, tendremos que adaptarnos a las condiciones prevalecientes y enfrentar las adversidades, aquí y ahora.

Pero es así que dentro de este escenario “peor”, tenemos alternativas que otros países no las tienen, como poder acceder al mercado más grande del mundo rápidamente, lo que significa también que nos procuren los inversionistas extranjeros; en este sentido, la tabla de salvación ahora es unirnos a este carro que nadie en el mundo lo tiene tan al alcance de la mano, como nosotros.

La economía global es de bloques económicos y nosotros los mexicanos, los veracruzanos entre otros gracias a Dios, pertenecemos al todavía más grande bloque económico de nuestros días. Con estas oportunidades, hay que abrir más opciones y oportunidades en esta dirección, propiciando mayores posibilidades económicas. Una sugerencia es permitir que las actividades y proyectos económicos privados que generen inversiones y empleos productivos a la sociedad, reciban el respaldo decisivo de los tres niveles de gobierno; en escenarios como los que nos aquejan el reto es desafiante, pero es ahora o nunca.

 

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