EL POETA Y EL POLÍTICO

  • Estamos ya inmersos en una lucha fratricida. Me atrevo a augurar el fin del partido en el poder sin que lo pueda salvar ni siquiera un triunfo electoral
  • Morena carece de identidad, desconoce el compromiso doctrinario
  • Ciertamente los victimarios, los culpables de los problemas que confrontamos, no tienen salida


Por: Juan José Rodríguez Prats

Política de principios

La víctima tiene oportunidades de salida, el victimario no.
Javier Sicilia

Tuve oportunidad de platicar con Javier Sicilia. Su personalidad impone, desde su mirada uno percibe que es poeta. Personaje en erupción. Confirmé su repudio a los políticos, somos impermeables a la realidad cuando no encaja con nuestros anhelos.

Ha tenido amargas experiencias con Calderón, Peña Nieto y López Obrador. Dispuesto a servir, me planteó la problemática sobre seguridad. Creyó que, en mi condición de panista, podría organizar algún evento. Fracasé y le pido perdón. Se habla de escuchar a la gente, pero en los hechos los puentes de comunicación están rotos. Recordé un pensamiento: “Pienso que no hay nada más diferente a un país que ese país visto de cerca, y desespero de alguna vez entender algo”.

En busca de consuelo, leí su ensayo “Poesía y espíritu”. Creo que los políticos debemos leer y releer este texto. Rescato algunos pensamientos.

Relata que, en 1930, tres poetas surrealistas –Éluard, Bretón y Char– escribieron esta dedicatoria en un libro: “A Jacques Maritain, para quien el mal tiene el rostro del bien”. El filósofo humanista respondió: “A Paul Éluard, André Breton y René Char, para quienes el bien no tiene rostro”. Percibir el bien es para algunos pensadores un sentido espiritual que conforma la ética.

Hace un análisis del lenguaje: “Toda palabra nace, se articula y concluye en el silencio. En el espíritu se recoge para acoger el sentido de todas las cosas. Sin él, el lenguaje poético carecería de significado”.

Si la moneda y la palabra se prostituyen, generan una crisis económica y política. Hace un repaso sobre el poeta: “Alexander Blok Decía que el poeta crea del caos la armonía; Elizabeth Brauning que es quien profiere las palabras esenciales; Andrei Tarkovski, el que esculpe el tiempo; Philippe Delveau definía a la poesía como un ejercicio espiritual. Para Octavio Paz es la revelación de la otredad y para Lanza del Vasto la cifra de las cosas (…) Arthur Rimbaud, el poeta es realmente ladrón de fuego (…) si lo que trae de abajo tiene forma, da forma, si es informe da lo informe”.

Mucho nos pueden enseñar los poetas a los políticos. Aprender a ser sensibles, a pensar con sentido de trascendencia y darle de nuevo esencia al discurso.

Otro gran poeta, David Huerta, escribe: “Hay dos maneras de transformarse, de mutar, 1) volverse algo o alguien diferente, o 2) convertirse uno en uno mismo, es decir: cambiarse o mutarse lo mismo en lo mismo”.

De los poetas debemos imitar la autenticidad y la capacidad de convencer. Bien lo escribe Antonio Machado: “Solo el poeta puede/mirar lo que está lejos/dentro del alma”.

Estamos ya inmersos en una lucha fratricida. Me atrevo a augurar el fin del partido en el poder sin que lo pueda salvar ni siquiera un triunfo electoral. Morena carece de identidad, desconoce el compromiso doctrinario. Ciertamente los victimarios, los culpables de los problemas que confrontamos, no tienen salida. El dos de octubre, fecha memorable, paradójicamente será el fin de esa entelequia. Sin ideas que le den cohesión, esa agrupación abigarrada que ni siquiera el orden jurídico respeta, se va a disolver irremediablemente. Sin legitimidad ni autoridad moral, dejará un gran vacío institucional y ahí es donde tenemos que repensar la política.

Retorno a Javier Sicilia, quien concluye su ensayo con este pensamiento: “La poesía es así un redescubrimiento de la vida y de nosotros mismos en ella; una revelación de la verdad absoluta en donde entrevemos el infinito misterio al que somos llamados, y una invitación a transformarnos en el sentido de ese llamado”.

Se habla con mucha ligereza de que el pueblo de México está politizado. Desafortunadamente no es así. Insisto en que la tarea es hacer pedagogía política. Se requiere también una buena dosis de estoicismo. De ver el servicio público como sacrificio y entrega.

Así de simple.

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