México ¿una sociedad condenada? / Marco Antonio Figueroa Quinto

Para los pueblos latinos es difícil olvidar los preceptos de los filósofos griegos Aristóteles, como Platón, los que consideraban que el fin de la sociedad y del Estado siempre será garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla.

FIGUEROACuestión que al comparar lo que ocurre actualmente en los municipios, entidades federativas y en el país, vemos con tristeza que sucede todo lo contrario. Hay un dicho popular que alecciona y nos hace reflexionar “lo que se ve no se juzga”, quiere decir que las cosas hablan por sí mismas, que no hace falta mucho análisis cuando la verdad es evidente.

El sentido común nos ha hecho valorar un buen gobierno; que se caracteriza por cuanto convoca al ejercicio de la función pública a los mejores elementos técnicos y profesionales con que cuenta el país, ya sea formados en las buenas universidades nacionales o extranjeras, o formados en largos años de ejercicio profesional en los cuales han ganado experiencias y conocimientos que los destacan por sobre la media de sus iguales, lo que desde hace muchos años no sucede en nuestro México lindo y querido. En cambio observamos casi desde hace cuarenta años actuaciones de los malos gobiernos, donde se hace todo lo contrario a lo deseable.

En estos que nos han impuestos mentes perversas y nefastas, convocan a elementos carentes de experiencias o de calificaciones, y cuyas únicas credenciales para ocupar un determinado cargo son las credenciales políticas, es decir, la adhesión y la incondicionalidad hacia la persona o hacia el grupo, que le permiten un ascenso económico y social de esas características.

Parece ser que nadie aprende de los demás, disfrazamos a nuestros amigos e incondicionales con un barniz de intelectualidad y académico “adquiridas lejos de nuestras fronteras” y sin más son ubicados en importantes cargos. Lo mismo sucede con políticos profesionales que han demostrado su nulidad, retrogradismo, ambición y negatividad, pero al superar su incondicionalidad ocupan similares responsabilidades.

Un buen gobierno debe estar conformado por hombres y mujeres que tienen la alta misión de conseguir determinadas metas que pueden prestigiar a todos, pero no lucrar con tal posición. Desgraciadamente se prosigue los malos ejemplos de implementar malos gobiernos. Donde los “iluminados” por la tradición de riqueza adquirida en el transcurso de la explotación continua y sistemática del pueblo trabajador; han conformado sus cuerpos ejecutivos y legisladores por ciudadanos cuya meta principal es utilizar su paso por el gobierno, que supone transitorio, para lucrar tanto como puedan, aprovechando para ello las muchas oportunidades que su cargo les genera.

Este año en todo nuestro territorio mexicano se efectuarán elecciones, y podemos decir que la mayoría de los institutos políticos no enviarán a sus mejores elementos ¿tendrán alguno?, sino a los incondicionales que les permitirán seguir abrevando de los recursos que proporcionan nuestras tierras y el esfuerzo que todo el pueblo genera. Y vemos el perfil de muchos de ellos que se han dedicado a medrar con los recursos del pueblo para sus beneficios, dándose vidas de magnates en un pueblo inmerso en la más inmensa miseria; donde los jóvenes profesionales egresados de los diferentes institutos de educación superior y superando todos los obstáculos y exigencias que existen no encuentran espacios para desarrollar su calidad y excelencia.

Por ello y como reflexión utilizó la sentencia de la filósofa y escritora estadounidense (nacida rusa) Alissa Zinovievna  Rosenbaum,  conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y fallecida en marzo de 1982 en Nueva York, que a la letra dice “Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”.

¡Estamos! alodi_13@hotmail.com

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