Netflix LGBT

Así como hoy resulta difícil para las nuevas generaciones representarse una época ajena a la tiranía de dispositivos electrónicos como el smartphone que día a día define nuestras posibilidades de comunicación, también aparece como algo ya lejano el tiempo en que las minorías sexuales debían buscar afanosamente en el cine o en la televisión aquellas imágenes que reflejaran con relativa honestidad su experiencia cotidiana, su vida sentimental, la relación con familiares y amigos, y la armonía o desencuentros con su entorno social.

Por lo general, el reflejo mediático de la vida homosexual era negativo, cuando no francamente hostil (escarnio, desdén, caricatura, reprimenda moral). A finales de los años sesenta del siglo pasado, coincidente con las revueltas de Stonewall en Nueva York, el cine comenzó a ajustar la imagen del homosexual a los tiempos nuevos de la liberación. Pero el momento culminante de dicho cambio en los medios se produjo, poco después, con la masificación del video. Los videos en formato Beta, primero, en VHS, después, difundieron películas de temática gay que antes sólo tenían presencia fugaz en la cartelera comercial. Vino luego la proliferación de películas accesibles por Internet, particularmente todo lo presente en YouTube, y la enorme difusión que aún hoy representa el mercado de películas pirata.

Una plataforma digital como Netflix organiza su programación fílmica de un modo similar al de los festivales de cine, reservando entre sus secciones, aquellas dedicadas al cine independiente, al de culto y a esas películas de temática gay hoy llamadas LGBT. Una oferta de alrededor de 50 títulos, modificable de una temporada a otra, procura reproducir, todavía con limitaciones en México, la oferta original estadounidense. La gran competitividad con otras plataformas y con los festivales de cine gay, así como la exigencia de las audiencias, tendrán como efecto inevitable ampliar la diversidad de las propuestas y legitimar la presencia mediática de las minorías sexuales.