Primer Coloquio Internacional sobre la música norteña, en Tacámbaro

Considerada como una corriente muy anclada a la migración y al imaginario de la expectativa de “una mejor vida en el norte”, la música norteña es el marco de encuentro de una veintena de investigadores, músicos e instituciones que se dan cita en el Primer Coloquio Internacional Sobre la Música Norteña llevado a cabo en Tacámbaro, Michoacán, para analizar los orígenes y el impacto de esta manifestación cultural en nuestro país y en otras latitudes.

El encuentro académico-musical, que congrega a estudiosos de Estados Unidos, Chile, Colombia y México, es organizado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Peninsular (CIESAS-Peninsular), y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a través de la Fonoteca.

Los paneles de conferencias abrieron este 28 de mayo con una mesa de reflexión sobre el papel de la Fonoteca del INAH en el estudio, rescate y conservación de la música tradicional y popular de México, con motivo de su 50 aniversario, que se cumple este 2014.

En la mesa titulada Fonoteca del INAH: 50 años. Contribución y perspectivas en torno a las músicas tradicionales y populares de México, el subdirector de la misma, Benjamín Muratalla, recordó que la edición en agosto de 1964 de un primer disco sobre música tradicional de la Serie Testimonio Musical de México, marcó el inicio de la labor formal de la Fonoteca del INAH.

Muratalla dijo que el Instituto tiene un acervo sonoro de 18 mil soportes, que van desde discos de acetato, casetes, cintas de carrete abierto, discos compactos, DAT, carrete de alambre y un cilindro de cera. Asimismo informó que a la fecha, la Fonoteca ha editado cerca de 60 producciones discográficas que recogen las manifestaciones musicales de diversas regiones, géneros y agrupaciones del país, así como los enfoques teórico-metodológicos de los investigadores.

La línea de trabajo de la Fonoteca del INAH, citó Muratalla, se da en dos vertientes: la producción de índole antropológica y la histórica. En el primer renglón se abarcan las manifestaciones musicales tradicionales del país.

En el segundo se incluyen discursos de personajes de la historia, como la voz de Porfirio Díaz, las grabaciones de Carl Lumholtz, de Thomas Stanford, Henrietta Yurchenco, y otras que van acompañadas de momentos históricos como la canción de la Intervención Francesa, de la Revolución Mexicana, de la Guerra Cristera, los corridos zapatistas, y recientemente la música que conmemoró el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, y  el disco conmemorativo de los 150 años de la Batalla de Puebla.

“Tras cinco décadas, esta instancia responsable de la investigación, el registro, la conservación y la difusión de este patrimonio cultural, replantea sus expectativas para estar al día y hacer llegar este acervo a las nuevas generaciones”, destacó el responsable de la Fonoteca, “en este sentido, tenemos avanzadas tareas como la actualización de los acervos conforme a las nuevas tecnologías con la finalidad de llegar a las generaciones actuales, por ejemplo, poniendo el acervo en línea para que lo adquieran y disfruten, ampliar su difusión entre las escuelas, buscar vías para que los medios de comunicación abran espacios para esta música”.

El encuentro Del Rancho al Norte y de Regreso…, también será el marco para rendir un homenaje póstumo a don Paulino Vargas Jiménez, músico considerado como uno de los máximos exponentes de esta corriente musical, nativo de Michoacán pero que desarrolló su creatividad en el septentrión mexicano, particularmente en Coahuila y Nuevo León.

Benjamín Muratalla explicó que la música norteña como se conoce hoy (con contrabajo acordeón y bajo sexto) es producto de un largo proceso de movimientos migratorios, desde la época colonial cuando el Norte se vislumbró como un lugar lleno de riqueza y libre para habitar, y que al paso del tiempo “se ha convertido en una especie de símbolo geográfico lleno de ilusiones y anhelos”.

Los primeros flujos migratorios al Norte se dieron desde el Bajío, de ahí que los estudiosos plantean la hipótesis de que la simiente de la música norteña se originó en las tierras abajeñas. “Hoy los movimientos migratorios también traen la música; la música norteña que se cultiva en esos lares a los que la gente va con una serie de expectativas del Norte, muchas no logradas y regresan a su terruño con un afán de nostalgia, de que estuvieron por allá y regresaron con un cargamento cultural, entre ellos la música norteña”, indicó Muratalla.

“La música norteña al igual que la del mariachi se ha expandido por prácticamente todo el país, se oye en la Huasteca, en  Guerrero, en Chiapas, en Quintana Roo. Esta música encierra una serie de valores melódicos rítmicos, de contenido que de alguna manera dan cuenta de esos anhelos de la población en general”.

Respecto al contexto de esta corriente musical en el país vecino, el especialista dijo que toda vez que los estados del sur de Estados Unidos fueron fundados por mexicanos, y que este país es el segundo donde hay más compatriotas, “muchas de las tradiciones que se llevan nuestros paisanos de aquí para allá las cultivan y las transforman, es un elemento que los mantiene unidos con su identidad originaria, con sus raíces”.

El coloquio fue inaugurado en la plaza central de Tacámbaro, por José Aguilera Ruiz, encargado de despacho del ayuntamiento; Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del INAH; Jorge Amós Martínez, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y Luis Montoya Arias, del CIESAS.

Los investigadores refirieron que la elección de esta ciudad del Bajío para un encuentro sobre música norteña, se debe a la hipótesis relativa a que los orígenes de esta corriente musical se dieron en esta región cultural del país. Las actividades concluyen este viernes 30 de mayo con el homenaje póstumo a don Paulino Vargas Jiménez; acordeón y bajo sexto.