Cuándo se devaluó el peso

Lino Perea Flores

En economía ya lo hemos mencionado en otras ocasiones, nada es verdad ni es mentira y todo es según el color del cristal con que se mira, lo que implica que los pronunciamientos y las aplicaciones de los que hacen política económica, dependen en gran parte de las impresiones y matices positivos que se requieran imprimir, de tal manera que la confianza de la población no disminuya, por lo que es importante no contribuir a mermarla. 

Tomemos por ejemplo el caso de los períodos críticos de la economía mexicana, donde lo normal es mostrar escenarios optimistas, a propósito, o por desconocimiento de la economía mexicana, para lo cual se mezclan expectativas futuras con realidades presentes, creando escenarios optimistas avalados con datos reales. La idea es crear en el imaginario colectivo que el mañana traerá siempre mejores perspectivas, en términos de crecimiento económico, de tal manera que lo que esté pasando el día de hoy, aunque pueda ser negativo, no parezca relevante en la impresión que se desea mostrar. De esa manera todos contentos, aunque sea adversa la realidad económica. 

Si creemos que esto es complicado, podemos contemplar escenarios que reflejen panoramas diferentes con realidades distintas, por ejemplo, que incluyan en la nueva ecuación, indicadores negativos de tasas de crecimiento a la baja, combinados con indicadores positivos compensatorios, como los que reflejan la estabilidad del peso mexicano. Esta última señal significa que el peso no se está devaluando, por lo que la paridad cambiaria de nuestra moneda, permanecerá estable con respecto al dólar estadounidense y otras monedas extranjeras fuertes.  

Este escenario podría dar la impresión, por ejemplo, que la Cuarta Transformación va de pronto avanzando en la ruta correcta, a los cuatro meses de iniciarse. Sin embargo, la explicación económica es otra, el hecho es que la paridad del peso con respecto al dólar permanece estable y fuerte, en virtud de la inercia que lleva el país, por las medidas económicas de corte muy ortodoxo, que fueron instituidas a través de una propuesta de corte muy “neoliberal”, realizadas por el presidente en turno, Lic. Carlos Salinas de Gortari, al firmarse el TLCAN, con Canadá y los Estados Unidos de América. 

El poder dinamizar nuestro comercio internacional de esta manera, logró que las devaluaciones que se presentaban con suma frecuencia por entonces, sobre todo cada fin de sexenio en México, desaparecieran de nuestra economía, porque las devaluaciones se dan cuando nuestro país o cualquier país, no puede generar un superávit de divisas entre lo que se exporta y lo que se exporta en bienes y servicios con respecto a otros países; en nuestro caso, principalmente con respecto a los dos países del norte mencionados, a los que les exportamos casi un 85% de nuestras mercancías. Para incrementar nuestras exportaciones, ya se propuso el proyecto veracruzano MAPMARYPOR, a sus autoridades.

Esto podría cambiar si los vecinos del norte, nos aplican el arancel del 25% al acero y al aluminio, que les están aplicando a otros países, pero sería ruinoso para México si además se aplicara a los autos que exportamos, ya que se volvería catastrófico para nuestra economía y entonces veríamos que la paridad podría irse más allá de los veinticinco pesos. La inflación se dispararía y también se incrementarían desmesuradamente el desempleo y aumentaría la deuda pública, descomunalmente, como ya sucedió en el pasado. Sería una especie de muerte súbita.  

El sector externo de nuestra economía y sus ramificaciones pueden ya representar el 65% de nuestro producto interno bruto, pero no los genera ya el petróleo, de tal manera que los impuestos que se captan sostienen gran parte del erario público del país. Sin afán de ofender a nadie, no se entiende entonces, por qué se nota una falta de apoyo del gobierno federal a las Pymes mexicanas, a los empresarios y a los emprendedores, que generan más del 70% del empleo nacional. Los subsidios y la política social no podrán proporcionarse, si esta parte “neoliberal o conservadora” de la economía, no funciona. 

Comentarios: linopereaf@yahoo.com (*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.

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