Los funcionarios públicos / Rodolfo Herrera

Benito_Pablo_Juárez_GarcíaCon motivo del 209 aniversario del nacimiento del ex Presidente Benito Juárez, la misma clase política que mantiene récord perfecto en el desencanto ciudadano, se volcó a los parques y monumentos que llevan su nombre para recordarlo, adularlo, venerarlo y lo que es peor, para jurar que actúan siguiendo su ejemplo.

     El 2 de julio de 1852, muy temprano, el gobernador del estado de Oaxaca llegó al congreso local para dirigir un discurso a los diputados locales, al abrir el primero periodo ordinario de sesiones de la X Legislatura oaxaqueña.

     El gobernador era el indio zapoteca Benito Juárez García, con sencillez y buen humor llegó a la sede y pronunció un discurso ante los representantes sociales de la época.

     No eran del PRI, ni del PAN ni del PRD por supuesto, se trataba de hombres y mujeres que visualizaron una nación fuerte, progresista, diferente.

     Como es costumbre en todos los discursos de la política, allí el gobernador Benito Juárez García aprovechó el momento para tirarle línea a la clase política, lanzando una severa advertencia a todos los presentes:

      “Bajo el sistema federativo –dijo el Presidente Juárez-,  los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrosa medianía que proporciona la justa retribución que la ley les señala”.

     En pocas palabras, Juárez les dijo que los funcionarios públicos no pueden andar de ociosos, botaratas con dinero del pueblo, no pueden enriquecerse ni improvisar fortunas y atenerse a vivir con dignidad dependiendo solo de su justo salario.

     ¿Y entonces? ¿Qué fue lo que no entendieron los políticos de hoy? Juárez nunca les dijo que la política estaba hecha para enriquecerse ni para andarse paseando como reyezuelos con dinero mal habido.

     Aun así, los mismos funcionarios que tienen esa frase del discurso de Juárez en sus oficinas, no siguen su ejemplo, ninguno, ni del PRI, ni del PAN ni del PRD.

     Y no basta crear una ley anticorrupción como la que se acaban de sacar de la manga, por supuesto que no.

     Basta con analizar qué tenía cada funcionario antes de entrar al gobierno y qué tienen ahora.

     Con cuánto dinero vivían antes y con cuánto viven ahora.

     Dónde habitaban antes de entrar al gobierno y en qué residencia viven ahora.

     Lo más deshonroso es, en qué microbús viajaban antes y cuántos coches tienen ahora.

     Y todavía tuvieron el descaro de irse a parar bajo la imagen de “El Benemérito de las Américas” para lanzar cientos de discursos hipócritas, indolentes, carentes de toda calidad moral.

     Hoy, a 163 años de pronunciado ese discurso, a Juárez no se le conocieron excesos, su descendencia no quedó “apuntalada” como dicen ahora los políticos, la herencia que dejó a sus familiares, a su apellido, es de honorabilidad, respeto y su ejemplo perdura al través del tiempo.

     Juárez no fue a Harvard con dinero del pueblo, tampoco se hacía acompañar de una horda de aplaudidores y golosos del dolor ajeno, pese a tiempos extremadamente difíciles y de que mantuvo conflictos internacionales con países poderosos, se le conoció una guardia moderada, no mantenía una patrulla de soldados afuera de una cantina como muchos diputados y políticos gustan hacerlo ahora para salvaguardar su integridad personal.

     Es decir, no se enfrentan a la realidad con sus propios güevos como la mayoría de los mexicanos, por supuesto que no, son valientes al amparo del poder público, situación que Juárez detestó y se los dijo con toda claridad.

      El ejemplo para el mundo sigue siendo enorme, el indio analfabeta pasó de pastor de ovejas a profesionista autodidacta, regidor del ayuntamiento de Oaxaca, diputado local del congreso oaxaqueño, Ministro de justicia de su natal estado y gobernador, para luego encabezar la presidencia de la república donde su pasión por México le valió encarcelamientos y destierros, tato en Cuba como en Estados Unidos.

     El indio no se dobló, mostró temple, dureza, firmeza en sus convicciones, visualizó un país fuerte y poderoso, por eso hoy no hay un solo funcionario que se le iguale.

     Aun no se entiende como un país tan rico en recursos naturales y humanos pueda estar en bancarrota, tan mal administrado por los egresados de las universidades extranjeras que llegaron al poder para no quererse ir jamás.

     Sean del PRI, del PAN o del PRD, para el caso es lo mismo.

BENITO JUÁREZ GARCÍA, MASÓN GRADO 33.

     Mucho antes de que México se convirtiera en un país independiente, la masonería ha estado presente en la administración pública, el propio Benito Juárez García fue masón grado 33, los siguientes 35 presidentes de la república, incluyendo a los dos del PAN Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa, han pertenecido a la Gran Logia Masónica Mexicana.

     Es por eso que los masones siempre participan en los festejos relacionados al Presidente Juárez y este fin de semana como cada año, destinaron sus discursos a señalar que los políticos no están cumpliendo con su deber. Marco Antonio Virgen Martínez, Integrante de la Logia Masónica en la capital del estado, pidió a la clase política anteponer el bienestar público al beneficio personal y administrar al estado sin desvíos.

     Digo, Don Marco habló en el español más claro, pero por si alguien no lo puede entender se los diremos de otra forma: ¡Por vida de dios, ya no se roben la lana y piensen en la gente coño!

Comentarios a: vivirenelgolfo@gmail.com

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