Chalco. Contrastes y costumbres

Laboratorio de Periodismo Social*

Alrededor de la zona centro de Chalco se han edificado algunas colonias cuya imagen contrasta con la prosperidad reflejada en los alrededores del Palacio Municipal. Aquí la vida es muy distinta. Muchas de estas colonias, como la Covadonga, han estado allí por años y aun no gozan de nimiedades como calles pavimentadas, faros de luz y la certeza de que al salir de casa habrá un sano regreso.

Secuestros, violaciones, guardias a las afueras de la escuelas para evitar que secuestren a los niños y niñas son aspectos cotidianos en el entorno. Se sospecha que pueden ser policías municipales quienes hagan el trabajo sucio o quienes sean cómplices de las bandas delictivas que no sólo secuestran sino también venden droga y cometen otros ilícitos, y en si, se han adueñado del espacio, al grado, que después de las seis de la tarde sólo se escucha el sereno. Ya no hay transporte público. Los locales comerciales cierran y quien sale a la calle lo hace bajo su propio riesgo.

Situación similar es la que se vive en la colonia Jardines, muy cerca de la Covadonga, donde hasta el día de hoy siguen buscando a una chica que desapareció en el patio de su casa. En esta colonia, en los últimos dos meses, han levantado a tres chicas pero las voces populares han dicho que hay de muchas otras.  A unas, la policía del sector 4 de Chalco las detuvo porque estaban fumando un cigarro y traían algunas cadenas. No tuvieron mayor problema, pero otras no han corrido con la misma suerte.

20151002_07_9En la tienda y en la papelería hay fotos de Jocelyn Guadalupe Valladares Pérez, vecina de la colonia Jardines. Es hija de un carnicero. Al llegar a casa sus papas vieron la puerta abierta y los vecinos les dijeron que la habían sacado. El novio sigue en su casa por lo que él no fue. Entre la comunidad el rumor es que el papá no quiso dar la cooperación que se pide por negocio para evitar este tipo de problemas.

En estas colonias, llamar a la policía no es una opción viable. Los vecinos aseguran que cuando lo hacen les dicen que primero avisarán a Toluca, capital del Estado de México, para ver si es viable o no enviar alguna patrulla a donde estén ocurriendo situaciones desafortunadas, y después ya las envían, en caso de que así se determine.

 

Mucha gente ha optado por tener bats, cuchillos y muchos otros objetos que les permitan defenderse a la mano.

 

¡Álcese la blusa!

 

El año no lo recuerda bien pero si el día, el 24 de febrero. Como en muchas otras ocasiones, Alexa fue a trabajar a un evento de mesera, y al salir,  fue a un antro cercano a su colonia, la Jardines. Salió un poco mareada pero ante la cercanía del centro nocturno con su casa, decidió, como muchas veces, irse a pie.

Miedo ya no tiene. Se ha acostumbrado a que al pasar por las calles le hagan comentarios obscenos o incluso la hayan querido tocar. Ella ya tiene sus “mañas” para que no le pase nada y evita hacer caso de lo que le dicen por las calles.

Esa noche, iba caminado por la calle Xochiquetzal cuando observó que era seguida por unos encapuchados en una camioneta blanca. Para evadirlos se metió a otra calle y se resbaló. En eso, una patrulla de la policía municipal dio la vuelta sobre esa calle y la vio. Le preguntaron que hacia allí. Aún no terminaba de dar explicaciones cuando le pidieron que se alzara la blusa. Ella no quiso porque no iban policías mujeres.

Le insistieron y antes de que pudiera haber algún forcejeo o algo, ella recordó el apellido de un policía ministerial. Ella les dijo que tenía familiares en la Procuraduría y que si no le creían que marcaran, en ese mismo momento, al Ministerio Público. Optaron por dejarla y ella por huir lo más rápido posible.

La mañana siguiente se enteró que encontraron dos cuerpos de chicas en las inmediaciones de su colonia. Una en los Álamos, bajo un puente y otra por la zona de solidaridad.

También en mi casa

 

Para Alexa, la violencia no sólo la ha vivido en las calles. Mucho tiempo la padeció al interior de su hogar por parte de su esposo. Su desesperación fue tal que pensó en deshacerse de él porque siempre le decía que su mamá la había visto con otro.

Recuerda que la atacaba sin sentido. Le daba un cabezazo y después le pegaba a puño cerrado y con patadas. En varias ocasiones acompañaba al internet a sus hijos y en cuanto entraba a su casa, él se le abalanzaba. Alguna vez la comenzó a asfixiar.

 “Yo decía que aguantaba  por mis hijos. Abrí los ojos muy tarde, viví casi 14 años de matrimonio”, refiere Alexa, quien al dejar a su esposo tuvo que trabajar como cuidadora y recurrió a las autoridades para que su ex pareja ya no se le pudiera acercar ni tener contacto con ella y sus hijos.

La enviaron al Centro de Atención a Victimas de Violencia Intrafamiliar y tenía que ir de manera constante con peritos y psicólogos. En una ocasión se percató de que su ex esposo la iba siguiendo y al esperar el metro en la estación Villa de Cortés, se le acercó y la aventó a las vías. El convoy transitaba lento por lo que con la ayuda de la gente pudo regresar al andén casi de inmediato.

Los policías encargados de la estación los detuvieron y los condujeron a una patrulla. En el vehículo, él le pegó a Alexa. Ya en el Ministerio Público, ella dijo que lo quería refundir en la cárcel, pero las autoridades no hicieron gran cosa a pesar de que enfrente de ellas, él dijo:

“vamos a salir culera y vas a ver que te va a pasar”.

En aquella ocasión salió de los separos. Hasta la fecha, él sigue escribiendo a Alexa mensajes para exigirle ver a sus hijos. Se ha presentado a su domicilio para reiterarle que sólo le dará dinero cuando regresen a vivir juntos.

Un día antes de la entrevista, envió un mensaje por celular que decía: “Hola, puerquita feliz. No vas a ser feliz con ningún cabrón.  Tu vas a ser mía, eres de mi propiedad”.

Al interior o fuera de los hogares la violencia está latente. La comunidad ya tiene ciertos protocolos implícitos. En cuanto no se localiza a alguien porque no llegó a su casa, se hacen volante con las fotos de las personas para colocarlos en lugares muy visibles.

Cuidar a las chicas es la prioridad, afirma Alexa, quien ha vivido en Chalco por 22 años y no recuerda que hubiera tanta violencia y peligro. “Solíamos salir a jugar a la calle e ir al mandado sin ningún problema”, recuerda antes de aseverar que  hoy en día se debe convivir a diario con las agresiones y a los asaltos a fin de evitar más actos violentos, sobretodo contra las mujeres.

*El Laboratorio de Periodismo Social está conformado por Xochitl Celaya Enríquez, Dulce Carpio Reyes, Anadshieli Morales Celaya y Leonardo Bastida Aguilar

Notas relacionadas:

Bajo la sombra de la Mujer Dormida. Chalco, un municipio inseguro para las mujeres (1º parte)

http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=8356

Bajo la sombra de la Mujer Dormida. Chalco. Crecen las milpas…y los abusos sexuales (2º parte)

http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=8357

Bajo la sombra de la Mujer Dormida. Chalco. Crónicas de claroscuros (3° parte)

http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=8359

Bajo la sombra de la Mujer Dormida. Chalco. Con y sin nombre (4º parte)

http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=8363

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