¿Más vale malo por conocido que bueno por conocer?

  • ¿Se debe, por lo tanto, desconfiar de los ahora desconocidos precandidatos de MC?
  • El PRI recoge una verdadera fichita

Prosa aprisa

Arturo Reyes Isidoro

Me pregunto si a los lectores, a la mayoría de ellos, les dicen algo los siguientes nombres: Crescencio Emilio Márquez Ricardo, Julio César González Fernández, María de Jesús Lavalle Rendón, Adela Elizabeth Morales Méndez, Karla Estrada Gómez, Miguel Ángel Castillo López, María Elena Cano Servín, Erika Monserrat Blix Portilla, Christopher Alan Santos Castillo, Karina Guzmán Marín, Carlos Cruz Orozco, Letty Hernández Miranda, Erick Alberto Gasca Morales, Ángel Federico Álvarez Medina,  Ignacio Ramírez Flores y Renato de Gasperin Zilli.

Me atrevo a pensar, aunque puedo estar equivocado, que no los conocen o que casi no los conocen, con la excepción de uno que otro; que no saben por qué los cito; quiénes son y a qué se dedican. Si es así, consideraría una posibilidad de por qué no: porque no han estado en boca de todos y no han sido o son mediáticos, no obstante que se dedican al quehacer político.

Son los precandidatos de Movimiento Ciudadano (MC) a diputados federales por los distritos de: 1 Pánuco, 3 Cosoleacaque, 4 Veracruz, 5 Poza Rica de Hidalgo, 7 Martínez de la Torre, 8 Emiliano Zapata, 9 Coatepec, 10 Xalapa, 11 Coatzacoalcos, 12 Veracruz, 14 Minatitlán, 15 Orizaba, 16 Córdoba, 17 Cosamaloapan, 18 Zongolica y 19 San Andrés Tuxtla, respectivamente. El partido naranja, de acuerdo a esa lista, no cubre los 19 distritos electorales federales, pero sí la mayoría.

Por un lado, puede decirse que contra lo que se pueda creer, MC ha estado trabajando de cara a la elección de 2024 para renovar el Congreso federal y que si bien la dirigencia estatal que encabeza Sergio Gil Rullán no hace mucho ruido y no es muy mediática, ha estado armando y tiene armada su estructura con la que va a competir.

Pero regreso a los nombres. Para mí no son conocidos, metido como estoy en mis comentarios diarios sobre los partidos tradicionales y políticos de viejo y nuevo cuño, muchos los mismos de siempre, algunos (o una buena cantidad) impresentables, pero también sobre los relativamente nuevos que aparecieron en el escenario político estatal con la llegada de Morena al poder, que de verdes pasaron a lo podrido sin madurar y que en tan poco tiempo ya se pueden equiparar con los de antes y que ya son conocidos por los veracruzanos pero por sus notas malas.

¿Más vale malo por conocido que bueno por conocer? Muchos, decepcionados de los gobiernos de Morena, hoy están convencidos de que en la elección de 2018 debieron haber aplicado ese dicho. Como hoy pretenden los de MC (al menos eso creo), llegaron muchos nombres –de hombres y mujeres– a quienes nadie conocía y que despertaron grandes esperanzas, pero han terminado siendo un fiasco.

¿Deben pagar justos por pecadores? ¿Se debe, por lo tanto, desconfiar de los ahora desconocidos precandidatos de MC? Creo que no. Sería injusto, según mi punto de vista. A los mexicanos cada vez más se nos acaban las opciones. El centro, representado por el PRI, nos terminó hartando. La derecha, representada por el PAN, nos resultó una gran decepción. La izquierda, representada por Morena, a la que se consideraba la gran esperanza, ha resultado frustrante.

¿Por qué no darles el beneficio de la duda, una oportunidad, a estos, para muchos, desconocidos? ¿Y si resulta que de quienes no se esperaría ya nada o mucho dan la sorpresa y son el nuevo tipo de político que de siempre han estado esperando los mexicanos, los veracruzanos? ¿Qué más se podría perder cuando ya casi se perdió todo con el PRI, el PAN y Morena y sus respectivos aliados y satélites?

A inicios de semana, mi compañero Sergio González Levet hizo un comentario en su columna “Sin tacto”, que me llamó mucho la atención. La tituló: “¿Duartistas de regreso? Dijo:

“Circula un rumor persistente, difundido sobre todo por los propios involucrados, de que varios reconocidos funcionarios de la administración de Javier Duarte están por integrarse al staff del precandidato del PRI y casi seguro abanderado del Frente Amplio por Veracruz, Pepe Yunes Zorrilla, para la gubernatura en las elecciones del próximo año.

Según esa especie, el equipo de campaña del diputado peroteño estaría irremediablemente conformado por varias personas que son impresentables, pero que creen que el pueblo de Veracruz no tiene memoria y ya pueden tranquilamente volver a ocupar las posiciones desde las que contribuyeron eficazmente hace una década al mayor saqueo de las arcas públicas de que se tuviera memoria en la época priista, sólo comparable con la depredación a que nos tienen sometidos la cuarta Transformación jarocha y sus secuaces”.

No anda mal en su apunte y Pepe sabrá lo que hace al respecto. Vuelvo a lo mío: ¿estos impresentables duartistas o los nuevos nombres, las nuevas caras que nos presenta el partido de Dante Delgado?

El PRI recoge una verdadera fichita

El 24 de mayo pasado, con el encabezado: “Sinvergüenza senadora de Veracruz, ejemplo de los que no son iguales”, publiqué en este espacio:

“El morenismo en Veracruz guarda silencio. Vergonzosamente para el estado (decir que para su causa no tiene caso, porque se advierte que ni al dirigente estatal de Morena Esteban Ramírez Zepeta ni al propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez les preocupa ni les interesa) la senadora Claudia Esther Balderas Espinoza, originaria de Villa Allende, municipio de Coatzacoalcos, ejemplo vivo de quienes se llenan la boca diciendo que no son iguales (a los del PRI y a los del PAN), transita en medio del fango del escándalo.

La mujer, joven, de 31 años, ingeniera química, ‘Legisladora’ de la Cámara alta producto de una tómbola política interna, impulsada –según versiones que se conocen en Coatzacoalcos– por Rocío Nahle, es, qué duda cabe, uno de los mejores ejemplos que debe poner en alerta a los veracruzanos que piensan acudir a votar el próximo año sobre si están dispuestos a volver a elegir a una persona de su misma calaña.

Lo sorprendente no es que sea una caradura, sino que ni el presidente López Obrador, el líder natural de Morena (en realidad, su dueño), ni Mario Delgado, el líder formal, ni Ramírez Zepeta, ni Cuitláhuac, a quienes correspondería hacerlo por su alta representatividad (con respecto a los del estado es un decir) no solo no han pedido a su partido que la sancione, o que su bancada en el Senado le imponga una medida correctiva, sino que ni siquiera han hecho un pronunciamiento público condenando su conducta.

El último caso más sonado en el que se vio envuelta fue el de una deuda por 200 mil pesos por el incumplimiento del pago de la renta de una casa en la Ciudad de México, inmueble que se negaba a entregar hasta que una orden judicial la obligó a hacerlo. Cuando la propietaria tuvo ya la casa encontró una notificación del Banco Azteca donde le cobraba a la morenista más de 126 mil pesos, por un crédito que le otorgó. El adeudo de la renta no lo pagó.

Desde sus inicios como ‘legisladora’ protagonizó un escándalo también en la Ciudad de México cuando por un incidente vial policías intervinieron la camioneta en la que viajaba. Al chofer, al que luego quiso desconocer, le encontraron polvo blanco, presuntamente cocaína, lo que no se pudo corroborar porque ella, con su fuero, evitó que lo detuvieran, pero los medios de la capital del país ventilaron el caso con un gran escándalo. Su chofer resultó su pareja, o expareja sentimental, al que había estado pagando un sueldo mensual de 60 mil pesos y en Coatzacoalcos estaba acusado por la violación de una menor. Luego del incidente en la CDMX, en un operativo policiaco fue detenido en Coatzacoalcos en posesión de droga.

A inicios de septiembre de 2022 protagonizó otro escándalo en el Senado cuando sostuvo un jaloneo con una mujer, presuntamente su trabajadora y prima suya. En un video que circuló profusamente se vio cuando tras el forcejeo la empujó y la otra cayó. La reportera parlamentaria (la decana) Leti Robles de la Rosa, testigo de los hechos, dijo que la golpeó en medio de palabras soeces. Publicó que, en efecto, la prima estaba completamente ebria, pero que no había lastimado a nadie, aunque la senadora a ella sí.

La morenista veracruzana salió a escena ayer cuando en la columna ‘Kiosko’ del diario El Universal se publicó un comentario en forma sucinta sobre su trayectoria de escándalos, comentario que remataron así: ‘… varios se preguntan quién o quiénes la protegen para que siga haciendo de las suyas y rompiendo los mentados ‘principios’: ‘no robarás y no mentirás’. ¡Qué tal!’. El morenismo de Veracruz, al que representa, también le tolera todo, sin chistar. ¿Pues, quién la protege que agachan la cabeza y hacen como que no ven ni escuchan nada? ¿Callarían si fuera senadora de un partido de oposición?”

¿Y qué creen, lectores? Que tan delicadísima, finísima y bellísima mujer ¡acaba de brincar de Morena al PRI!, donde la recibió, con todos los honores, otro delicadísimo, finísimo, honorabilísimo y bellísimo señor, Alejandro Moreno, “Alito”, dirigente nacional del Revolucionario Institucional, de su misma calaña. Le ha de haber ofrecido otra candidatura. ¿Personas como ella, de nuevo, o desconocidos como los que propone MC?

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